lunes, 31 de octubre de 2011

"Tom Hanks en el mundo de los SMSs"

Título: Larry Crowne
Año: 2011
Género: Comedia, Drama, Romántica
Duración: 98min
Director: Tom Hanks
Guión: Tom Hanks, Nia Vardalos
Reparto: Tom Hanks, Julia Roberts, Gugu Mbatha–Raw
Produc.: Universal Pictures, Vendome Pictures, Playtone Productions
Presup.: $30 millones aprox.

En Larry Crowne, Larry (Tom Hanks) es un empleado de supermercado, que tras ser despedido, decide volver a la universidad.
Tom Hanks hace, con esta película, su segunda incursión tras las cámaras, en el rubro "largometrajes". Su anterior trabajo como director había sido allá por los años 90 con Esa Cosa que tu Hace, y es, muchos años más tarde, que decide, recién, volver a tomar las riendas de un proyecto, en el que se encarge él mismo, tanto de la producción, como de la puesta en escena, del guión y del rol protagónico.
Tratándose de uno de los artistas más talentosos de la industria, puede que resulte inesperado verlo en una comedia romántica que contiene, apenas, los ingredientes esenciales para hacer al film “vendible”, pero no por eso, potable. Un producto de esos de los que basta con verlos publicitados en la rambla, en donde aparezcan pósters con Hanks y Julia, para saber que, no solo los veremos juntos en la gran pantalla, sino que, además, van a terminar por enamorarse.
Larry Crowne, como todo, tiene sus aspectos positivos y sus aspectos negativos. Pero dejemos lo bueno y más destacable para el final, y centrémonos en lo deslucido.
No es errado decir, que esta cinta se ubica dentro de lo más flojo de Hanks. Aunque el problema no recae en la historia (que habla en parte de la superación personal y de la búsqueda de nuevos rumbos), sí recae en un argumento muy mal traducido en imágenes. Un guión que no es para nada original y unos personajes que son todo, menos interesantes. Casos del buen uso del lenguaje cinematográfico en el género romántico, pudieron verse en películas como Como si Fuera la Primera Vez o Sucedió una Noche. Por el contrario, en esta película todo funciona sólo, más o menos, decentemente, sosteniéndose con pinzas. Pero esto, sólo mientras atestiguamos las andanzas de Larry. Porque desde el momento en que las cámaras revelan a la Srita. Mercedes Tairot (Julia), un relato que ya estaba siendo muy mal contado, ahora encima se torna del todo aburrido y predecible.
Dando vuelta de hoja, Larry Crowne no deja de contener alguna que otra cosa característica destacable y, primero es lo primero: un buen mensaje. Generalmente decimos que el objetivo primario del cine es el de entretener. Empero, eso no quita que a veces sea factible brindar al espectador un lindo mensaje con el que irse de la sala. Algo que pueda retener en la cabeza y sobre lo cuál pueda, luego, meditar al respecto. En Larry Crowne se habla de la posibilidad de volver a empezar, del no pensar que porque ya no somos jóvenes, no podemos retroceder sobre nuestros pasos para tomar nuevas iniciativas. Se habla de la posibilidad de conocer a gente nueva, que tenga algo distinto que decirnos.
Lamentablemente, esto último está dentro de lo poco en lo que Larry Crowne, se permite no fallarnos.

Mi puntaje: 4/10 


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"Me quiere... No me quiere... Me quiere... No me quiere... Me quiere..."

Título: Crazy, stupid, love (Loco y Estúpido Amor)
Año: 2011
Género: Comedia, Drama, Romántica
Director: Glenn Ficarra, John Requa
Guión: Dan Fogelman
Duración: 118min
Reparto: Steve Carrell, Ryan Goslyn, Julian Moore, Emma Stone, Marisa Tomei, Kevin Bacon
Produc.: Carousel Productions
Presup.: $50 millones aprox.

Loco y estúpido amor empieza una noche, en la que Cal Weaver (Steve Carrell) y su esposa Emily (Julian Moore) están cenando en un restaurante y de pronto ella le dice que quiere divorciarse, momento a partir del cual, el mundo parece colapsar a ojos de Cal. Es entonces cuando este necesita, urgentemente, la ayuda de Jacob Palmer (Ryan Goslin), un joven mujeriego al que conocerá, luego en un bar, en donde Cal se halla ahogando sus penas.
La película toma como punto de partida a Cal, que viene a ser el hilo conductor que una a los tres actos. Sin embargo, el conflicto enfrentado por él no es más que un pretexto para llevar al espectador en el seguimiento de varias situaciones paralelas, que habrán, necesariamente, de confluir en algún momento.
Rápidamente, pasamos de Cal a Robbie (Jonah Bobo), algo que nos permite apreciar la temática que se nos cuenta, desde otro punto de vista, completamente distinto al de su padre. Robbie, al contrario de Cal, es apenas un preadolescente que acaba de iniciarse en esa nueva dimensión que se conoce como “sexualidad” y que no es nada fácil de manejar. Precisamente, su personaje se nos introduce cuando su niñera Jessica (Analeigh Tipton), abre la puerta de su dormitorio y accidentalmente lo pesca en pleno acto autocomplaciente. En seguida, Robbie trata de explicarse, pero uno debería entender que empeora las cosas, por declararle a Jessica que pensaba en ella mientras lo hacía. Cabe preguntarse si le servirá, realmente, de consuelo. Por si fuera poco, a lo largo de la película Robbie buscará expresarle su amor en numerosas ocasiones.
Pasemos ahora, a otro personaje, cuya importancia es crucial en la resolución del conflicto. Se trata de Jacob, muchacho atractivo y elegante, que dedica sus noche de soltería a conquistar chicas lindas en los pubs, para acostarse con ellas. Jacob viste siempre de camisa y corbata, es dueño de un cuerpo que (como luego se dice en la propia película) parece photoshopeado y domina el arte de la seducción, a las mil maravillas. Salvo que, en una de esas oportunidades en que se encuentra en plena faena, de repente escucha a lo lejos los lamentos de un hombre, que no van dirigidos a nadie y decide darle una mano. Tiempo más tarde, la relación entre Jacob y Cal habrá ido evolucionando, al mismo tiempo que se desarrolla otro vínculo, muy complicado, entre Jacob y Hanna (Emma Stone). Al final se habrán dado una serie de enredados, y así, el modo en que se aten todos los cabos sueltos.
Pero yendo ahora un poco a la raíz del asunto, Loco y estúpido amor es de esos filmes cuyo contenido posee varias capas, no quedándose, solamente, en lo anecdótico. Aquí se abarcan cuestiones que han hecho reflexionar, ya, a unos cuantos. Un hombre amable e inteligente, pero a quien su esposa le acaba de pedir el divorcio. ¿Pero porqué? ¿En qué falló, cómo marido? Un preadolescente enamorado de una chica, que es unos cuántos años mayor. ¿Tiene, la diferencia de edad, que ser, necesariamente, una limitante? Un joven de impecable figura, que ha optado por una vida de Playboy en lugar de una relación estable. ¿Será que le teme a las relaciones serias?
Loco y estúpido amor es una cinta interesante, desde un principio, pero a la que, tal vez, le falte mayor ritmo. Con todo, al acercarse hacia su final, con ese giro en el que todo confluye, uno puede sentirse más aliviado. Luego, bueno, el guionista quizás perdió la inspiración y por eso eligió calcar a otros tres mil quinientos cierres felices, de los que sacan sonrisas al público.

Mi puntaje: 7/10


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martes, 25 de octubre de 2011

"Se hará justicia... Aunque nadie la precise"

Título: Griff The Invisible (Griff el invisible)
Año: 2010
Género: Comedia, Drama, Romántica
Director y guión: Leon Ford
Duración: 90min
Reparto: Ryan Kwanten, Maeve Dermody, Marshall Napier
Produc.: Green Park Pictures, Screen Australia
Presup.: $2.7 millones aprox.

En el 2010, desde suelo norteamericano nos llegaron dos películas que abordaban el concepto de, ¿qué pasaría si un día, a alguien se le ocurriera convertirse en un justiciero y luchar contra el crimen por cuenta propia? Es decir, tanto en Kick-Ass como en Super se partía de la premisa de que los súper héroes eran cosas de la fantasía y que individuos como Batman, Súperman o el Hombre Araña no podrían existir jamás. Este concepto, bien desarrollado podría haber sido innovador, sin embargo, en ninguna de estas películas se había tomado el camino más pertinente. Kick-Ass no había sido otra cosa que una comedia, más o menos divertida, con bastante acción, disparos y explosiones, en una suerte de cóctel con varios guiños a otras películas. En cuanto a Super, este había terminado por ser un híbrido mal dirigido, parte drama y parte comedia.
Pese a todo, no tendríamos más que cambiar de continente e irnos bien abajo en el mapa, a territorio australiano, para conocer al talentoso Leon Ford, en su primera dirección de un largometraje. Y lo bueno de Ford fue, precisamente, que pudiera demostrar su fortaleza creativa, en donde los anteriormente mencionados, productos americanos, ya habían fracasado. Griff el Invisible se destaca, principalmente, por contar con personajes provistos de varias capas, y no, acartonados. Pesonajes que han sido creados y desarrollados de tal manera que a uno le importe y mucho, seguir sus desenvolvimientos a lo largo de toda la película. Acá los actores fueron, ciertamente, capaces de entender lo que el director buscaba en ellos, logrando que el espectador sintiera por ellos, nada menos que simpatía. Asimismo, los diálogos escritos por Ford no son de esos repletos de chispa, pero es que eso no era necesario, ni hubiera sido lo adecuado, considerando el tipo de personajes que tenía en mente.
En Griff el Invisible se sabe bien cuándo pasar a la comedia y cuándo salir de ella hacia otras capas narrativas, y profundizar en el mejor entendimiento de Griff (Ryan Kwanten) y de Melody (Maeve Dermody). Griff es un chico solitario e introvertido, incomprendido por quienes lo conocen, pero poseedor de una visión que lo convierten en un ser único y especial. De este modo, cuando Griff y Melody se conocen, gracias a su hermano Tim (Patrick Brammall), el filme habrá de transformarse, inevitablemente, en la odisea de auto descumbrimiento de dos seres extraordinarios, dado el desequilibrio psicológico de uno y la mentalidad abierta a nuevas experiencias, de su igual. Es así que, sería entendible y esperable, que uno se sintiese compenetrado con estos personajes, al punto de querer saber qué les va ocurrir y querer seguirlos, paso a paso, a lo largo de ese camino que los conducirá a tener que chocarse con la realidad.
Leon Ford nos enseña cuánto más importante es que su relato se preocupe por darnos a conocer quién es Griff, exactamente, y quién es Melody, más allá de las ocasionales escenas de lucha. Porque para acción y artes marciales, ya tenemos a otros realizadores muy capaces.

Mi puntaje: 9/10


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"Una casa con inquilinos molestos"

Título: Paranormal Activity 3 (Actividad Paranormal 3)
Año: 2011
Género: Terror
Director: Henry Joost, Ariel Schulman
Guión: Christopher B. Landon, Oren Peli (personajes)
Duración: 85min
Reparto: Chloe Csengery, Jessica Brown, Christopher Nicholas Smith
Produc.: Blumhouse Productions, Paramount Pictures
Presup.: $5 millones aprox.

En Actividad Paranormal 3, lo que hicieron sus realizadores fue, básicamente, recurrir al modo más sencillo y viable para que los fanáticos de sus predecesoras se vieran convencidos a ir por más. 
En el 2007 Oren Peli nos había introducido a Katie (Featherston) y a Micah (Sloat), combatiendo los demonios de su casa embrujada. La película supo ser más económicamente rentable de lo que esperaban (la más rentable, según dicen, de la historia de Hollywood), lo que hacía más que obvio, que sus productores iban a querer una secuela. Con respecto  al cómo seguirla, tampoco les sería tan complicado. Sólo debían expandir el árbol genealógico de Katie y darle una hermana, que esa hermana tuviera un marido y dilema solucionado. Ya tenían otra pareja que servirle a los demonios como plato. Desde acá construían una estructura, más o menos similar a la de su antecesora y listo el pollo. No obstante, debo reconocerles que en A.P. 2 supieron mantener el nivel de A.P. 1
Hasta acá tendríamos, entonces, dos filmes que habían prometido suspenso, sorpresa y algo de sangre, y cumplido, conjuntamente, con todos. Pero sobre todo: que habían cumplido con la taquilla. Fue por eso que no podría hacerse esperar una tercera. Salvo que, a diferencia de sus precursoras, entre las que que había habido un margen de tres años, sólo habría que aguardar uno para ver esta última. En este caso, para contar con un argumento coherente se inventó a las hermanas protagonistas un pasado lo suficientemente perturbador (con aires de Poltergeist 1982), y por el cual los guionistas se merecen el visto bueno. Aunque, no tanto por el producto final, como por las buenas intenciones.
La manera en que conocemos la niñez de Katie y Kristy, es mediante cintas en VHS, con videos caseros que una de ellas encuentra apiladas. Así es como nos enteramos de cuando el padre de las niñas había empezado a escuchar ruidos raros en la casa y cómo había optado por instalar cámaras, al más puro estilo de Gran Hermano.
Todo lo que vemos hasta acá funciona bien y es lo suficientemente creíble. Pero con la diferencia de que, mientras en las anteriores películas los directores habían sabido mantener una tensión y suspenso constantes, y con personajes adultos aterrorizados, siendo poseídos y acabando por matarse unos a otros, acá ese toque que debería mantenernos al borde de las butacas, no apareció. Por el contrario, lo que pensaron que sería un haz bajo la manga, el agregado de una abuela trastornada que es parte de una secta, nunca causa el más mínimo miedo, llevando a que, por el contrario, la película entera quede en ridículo. Estamos hablando de algo que fue más que un error, un horror, por alejarse en varias leguas, de la ideal original, donde la raíz del espanto yacía en el conflicto "protagonistas vs casa embrujada".
Pata terminar, el último detalle en el que A.P. 3 también falla, es en la propia resolución de la película. Para aquellos que recuerden cómo acababa la 1, con Katie poseída e inmóvil durante un extremadamente largo período de tiempo, y en la 2, con Daniel enloquecido, bajando unas escaleras, casi en la total oscuridad, sólo basta con decirles que en la 3 no verán nada parecido. Sí verán algunas imágenes fuertes, producto de muy bien conseguidos FX, pero luego, en seguida verán los créditos de cierre, que es lo mismo que decir que los demonios no atacan a las niñas una última vez para darles su merecido, en un final que es demasiado simplista.

Mi puntaje: 5/10


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lunes, 24 de octubre de 2011

"Guía turística de París, según Woody Allen"

Título: Midnight in Paris (Medianoche en París)
Año: 2011
Género: Comedia, Fantasía, Romántica
Director y guión: Woody Allen
Duración: 94min
Reparto: Owen Wilson, Rachel McAdams, Marion Cotillard, Corey Stoll
Produc.: Gravier Productions, Mediapro, Televisió de Catalunya (TV3)
Presup.: $30 millones aprox.

Medianoche en París trata sobre un escritor norteamericano (Owen Wilson) que viaja a la capital francesa junto a su prometida (Rachel McAdams) y sus suegros (Kurt Fuller y Mimmi Kennedy). Entonces, una noche, mientras su prometida se va a una fiesta, él sale a caminar, momento en el cuál cae en una especie de hechizo, que lo transporta hacia el París de los años 20, con el que siempre ha soñado tanto.
La película arranca con un bellísimo repertorio de tomas, de distintos puntos de París, mostrándonos algunas de las tantas posibilidades de recorrido que puede elegir un turista. Este repertorio es mostrado con acompañamiento musical, pero carente de créditos. Seguramente, para aquellos que ya hayan ido a París o para quienes tengan intenciones de hacerlo, esta presentación debería servirles de detonante para hacer las valijas de una buena vez. Por si fuera poco, se trata de tomas tanto diurnas como nocturnas, y tanto en días soleados como lluviosos, adornando aún más esa imagen tan espectacular y romántica, que tanta gente atribuye a los franceses. Pero, más allá de tanta belleza, este comienzo acaba siendo demasiado largo, quedando en lo puramente propagandístico. Cuando la música termina, dando por concluída la presentación, resulta aliviador oír dos voces en off.
Ahora la película ya nos está dando a conocer a ciertos personajes, cuatro burgueses estadounidenses,  y luego, inmediatamente, vemos el tipo de reuniones a las que frecuentan. Poco más tarde, Gil (Wilson) prefiere irse a dar una caminata en lugar de ir a bailar con su prometida, se separa de ella por un rato y, de pronto, ya son las doce de la noche. Gil avanza, tranquilamente, por una calle adoquinada cuando, "abra cadabra y hopus copus", ve acercarse un carruaje, que por cierto no pega para nada, con el siglo XXI. Este será su puerta de entrada hacia una mágica retrospectiva de los increíbles años 20 en París, y lo que parecería imposible para cualquier mortal racional, se hará realidad para este hombre, que tendrá el honor de conocer a intelectuales de la talla de Ernest Hemingway, Luis Buñuel o Salvador Dalí.
En sí, es este viaje imposible de lo que en principio aparentaría tratar la película, y que debería al mismo tiempo dotarla de cierto encanto. Y no sólo hablo del aspecto fantasioso, sino a lo mágico de esa ciudad, que diera origen a la frase: "Ver París y después morir". Sin embargo, hay otro elemento que para mi gusto ensombrece toda posibilidad de narrar la historia de manera eficiente, y es la exagerada importancia que se le da a la ciudad misma. Es como si cada uno de los planos del film pretendiera decirnos "Miren, que bello es estar aquì" y que el argumento principal, con los pintores, escritores y otros, fuera únicamente una excusa. Entonces, Woody Allen convierte su más reciente película en una especie de "camuflada guía turística". Porque creo que, si bien la fotografía de toda película es sumamente importante, lo es aún más la historia que se nos cuenta. Y acá, casi parecería, que la historia es algo secundario, convertida en un pretexto para hacer que queramos viajar allá.
Ya en pleno desarrollo del argumento, a medida que Gil se va encontrando con estos históricos personajes, va manteniendo con ellos algunos diálogos interesantes, exponiendo ante estos ciertas cuestiones de su vida, que es cuando uno como espectador, se siente más atraído hacia lo que ocurre. Sin embargo, y sin importar qué esté sucediendo, uno ha de prestarle especial atención al encuadre y repetirse para adentro "cuántas ganas tengo de comprarme un boleto hacia esa ciudad de ensueños".
Por si fuera poco, ¿qué decide Gil, al final? Ni más ni menos, que quedarse en París a vivir. Ahora justo, no recuerdo si lo decidía como algo temporal o a largo plazo, que da lo mismo.
Pero igual, no todo es tan negativo en Medianoche en París. Más allá de ser un filme extremadamente publicitario, logra se entretenido, tanto cuanto Gil está en el presente, en pantalla, como cuando está en el pasado. Y momentos como su encuentro con Buñuel, a quien sugiere una idea para una película, se hacen muy divertidos.

Mi puntaje: 6/10


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martes, 18 de octubre de 2011

"Niños olvidados por el mundo"

Título: Lakposhtha parvaz mikonand (Las tortugas también vuelan)
Año: 2004
Género: Drama, Bélica
Director y guión: Bahman Ghobadi
Duración: 98min
Reparto: Soran Ebrahim, Avaz Latif, Saddam Hossein Feysal
Produc.: Mij Film Co., Bac Films

Son realmente demasiadas las veces en que los cinéfilos nos olvidamos de que también existe el cine del otro lado del charco, y que Hollywood, si bien es una linda alternativa, no deja por eso de ser sólo una entre muchas.
Hacía varios años que me habían hablado sobre esta película, pero no fue sino hasta la semana pasada, que me decidí a verla, y la verdad que no tenía idea de lo que me perdía. Quizás lo más curioso haya sido que la vi doblada al castellano, pero no, al típico castellano neutro o "latino", que recibimos los uruguayos, sino el otro, el erróneamente llamado "gallego".
Las Tortugas También Vuelan es una cinta iraní que se desarrolla en un campamento de refugiados kurdos y cuyo personaje principal es Satélite (Soran Ebrahim), un niño que a sus 13 años de edad, ya es más independiente y autodidacta, de lo que debería. Satélite es conocido por ser el encargado de instalar antenas parabólicas para que los adultos del pueblo puedan informarse de lo que acontece entre iraníes y americanos en la guerra. Al mismo tiempo, Satélite convive con un montón de niños huérfanos, para quienes funciona, además, como líder. Todos estos niños, muchos de los cuales ya han sido víctimas del enfrentamiento (hay uno que no tiene brazos y otro, que es ciego), no tienen mayor opción, que la de encontrar minas antipersonales para revenderlas. 
Acá, lo que, definitivamente, debemos de agradecerle a su director Ghobadi es que se halla tomado la iniciativa de, no sólo enseñarnos otra perspectiva, completamente distinta de la vista en el cine norteamericano, sino que se trate, ni mas ni menos, que del punto de vista de los más pequeños. Porque aunque muchas veces paresca a simple vista que los enfrentamientos bélicos son sólo cosa de armas y bombas, debemos recordar que los soldados no son los únicos que viven su desarrollo.
Hubo dos escenas que para mi gusto fueron, no sólo, extremadamente gráficas, sino además, muy representativas, de lo que es la guerra realmente. La primera fue una en la que Satélite y su amigo Pashow (Saddam Hossein Feysal) iban a buscar a Riga (el niño ciego), quien aguardaba, perdido y asustado, y con una mano lastimada, junto a un extenso alambrado de púas. Del otro lado del alambrado y vigilando desde una torre en la distancia había un soldado, y Pashow elije tranquilizar al pequeño que llora, jugando a que le dispara al vigilante. Es así que Pashow, levantando su pierna derecha hacia adelante con ambas manos y hacia una posición imposible, tal cual un arma de fuego, hace ruidos con la boca, como si disparara.
Más tarde, en una escena bastante posterior, Agrid (Avaz Latif), habiendo decidido que debían desplazarse y que el pequeño Riga no era más que un peso, ataba una piedra a una de las piernas de su hermano y la arrojaba al arroyo. El resto, ya se lo pueden imaginar.
En definitiva, escenas como estas ponen, claramente de manifiesto, la magnitud de lo que habría de enfrentarse cualquiera que viviese este fuerte drama. No apta para personas de llanto fácil.

Mi puntaje: 8/10


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jueves, 13 de octubre de 2011

"Cuidado, cuando el viento sopla"

Título: Final Destination 5 (Destino Final 5)
Año: 2011
Género: Terror, Thriller
Director: Steven Quale
Guión: Eric Heisserer, Jeffrey Reddick (personajes)
Duración: 92min
Reparto: Nicholas D'Agosto, Emma Bell, Arlen Escarpeta, Miles Fisher
Produc.: New Line Cinema, Practical Pictures, Parallel Zide, Jellystone Films
Presup.: $40 millones aprox.

Tuve mis dudas sobre si iría o no, a ver esta película al cine. Había visto el trailer y así entendido que esta secuela sería algo distinta de las anteriores, para que fuera más llamativa. En principio, eso resultó cierto, pero las nuevas ideas, no lo suficientemente sólidas como para tapar los muchos baches de un guión bastante malo.
Sin embargo, por ser un fan del morbo, al final accedí a darle una oportunidad. Ahora me doy cuenta de que fui demasiado ingenuo.
Destino Final 5 es una vez más, la historia de un grupo de amigos, quienes, gracias a que uno de ellos tiene una visión, consiguen salvarse de morir en un accidente en cadena (en este caso, un puente que colapsa), solo para ser, luego, acechados por la muerte.
Se trata de una película nada inteligente, que vuelve a explotar, de nuevo, los mismos exactos elementos de sus cuatro predecesoras, salvo que a medida que la serie se alarga, cada nueva secuela va bajando aún más su nivel con respecto a las otras.
En ella se ve al tan distinguido Tony Todd, quien cosechara fama, entre otros proyectos, por su participación en la clásica Candyman: el Dominio de la Mente, y quien siempre se ha caracterizado por su gran apego a este tipo de cine, aunque sus películas parezcan, en muchos casos, bromas ridículas, no siendo esta la excepción a la regla. El actor afro americano reinterpreta a William Bludworth, un empleado de una morgue que aparece para retirar a los fiambres cada vez que la muerte se ha llevado a alguien, y quien es el encargado de dar a los chicos un mensaje a interpretar, del que estos deberán valerse para salir con vida. Lo interesante aunque triste, es que se le pague para que se pasee delante de las cámaras durante muy pocos minutos, enseñando la misma cara de siempre, y con ese dejo llamativo y perturbador suyo, pero sin hacer mucho más. 
Si hay algo en esta película que pueda destacarse, es que las muertes siguen estando bastante bien logradas, en donde vuelan la tripas.
En cuanto a lo negativo, se me ocurren varios aspectos, aunque no, porque fueran pasados por alto, sino porque fueron detalles que no venían al caso. A modo de ejemplo, cuando Sam (Nicholas D'Agsosto) tiene la visión que los salvará al principio, el pavimento comienza a a agrietarse de la nada y el puente entero se deshace en pocos segundos, algo que no me resultó nada creíble, pero, ¡como si importara! O sino, que me corrijan los ingenieros civiles.
Lo otro lamentable fueron las actuaciones, ya que no hay ni una que sea aceptable. Pero como buen espectador, fiel al género, traté de pasar eso por alto, para centrarme sólo en los que iban muriendo.
Lo último que voy a criticar es el uso del 3D, ya que no recuerdo un solo momento en el que me dijera "que bien que está aplicado". La mayor parte del tiempo hasta me olvidé de que la estaba viendo en ese formato, ya que además de no aportarme nada, me encareció la entrada al cine.

Mi puntaje: 2/10


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lunes, 10 de octubre de 2011

"El sueño imposible de tantos empleados"

Título: Horribles Bosses (Quiero Matar a mi Jefe)
Año: 2011
Género: Comedia, Crimen
Director: Seth Gordon
Guión: Michael Markowitz, John Francis Daley, Jonathan M. Goldstein
Duración: 98min
Reparto: Jason Bateman, Charlie Day, Jason Sudeikis
Produc.: New Line Cinema, Rat Entertainment
Presup.: $35 millones aprox.

Quiero Matar a Mi Jefe es la historia de tres amigos, Nick Hendricks (Jason Bateman), Dale Arbus (Charlie Day) y Kurt Buckman (Jason Sudeikis), quienes una noche, cansados de los constantes maltratos que deben sufrir por parte de sus jefes, deciden contratar a un asesino a sueldo para acabar con el calvario.
Acabo de chequear en Internet algunos datos globales, y uno de los aspectos que, inmediatamente, me llamó la atención, fue que se necesitara a tres individuos para escribirla. No estoy diciendo que eso esté mal. Es más. Se sabe que dos cabezas piensan juntas mejor que una, y ni hablar sin son más. Pero en este caso concreto me pregunto cuál de los tres habrá tenido que estrujarse las neuronas para sacar lo peor de su llamada "creatividad", y aportar cada uno de los chistes, de muy mal gusto, que conforman a este, tan peculiar sentido de la comedia. 
Es decir... Luego de haber visto muchos ejemplos de lo que es el género cómico de la última década, está claro que, si bien el sentido del humor, en cierta medida ha evolucionado, dejando atrás la inocencia que veíamos en Jack Lemmon o Cary Grant, también es cierto que esa inocencia perdida se ha convertido, al fin y al cabo, en el cine de los insultos y los chistes de tono elevado.
Quiero Matar a Mi Jefe cuenta con un humor que es todo menos fino y todo menos gracioso. Resulta hasta triste pensar en los millones de norteamericanos que debieron pagar una entrada para luego reírse a carcajadas. Lo cual implica tener una risa fácil, o que tantos espectadores eran tan intelectualmente escasos, como para no notar las carencias de esta película, y así, disfrutarla. Ahora mismo me acuerdo de una escena en la que Kurt, tras meterse a escondidas en la casa de su jefe, entra a su baño y se pasa su cepillo por la cola. Esto, más que divertido, yo lo describiría como desagradable.
Otro elemento llamativo fue el encontrarme con actores como Jason Sudeikis y Jennifer Aniston, prestando sus habilidades interpretativas para ponerse en ridículo otra vez, no aportando nada bueno a sus currículums. Sus anteriores trabajos, en ambos casos habían sido perfectamente olvidables (Pase Libre él, Una Esposa de Mentira ella).
Por su parte, sorprende ver a estrellas como Colin Farrel y Kevin Spacey rebajarse a sí mismos, ya que, si bien creo que ambos cumplen bastante bien con sus roles de jefes indeseables, se me ocurre que a estas alturas de sus carreras podrían haber sido un poco más selectivos y decirle que no, a este mamarracho.

Mi puntaje: 3/10


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viernes, 7 de octubre de 2011

"¿Culpable... O no culpable?""

Título: Witness for the Prosecution (Testigo de Cargo)
Año: 1957
Género: Crimen, Drama, Misterio
Director: Billy Wilder
Guión: Billy Wilder, Harry Kurnitz (basado en la adaptación teatral de Agatha Christie)
Duración: 116min
Reparto: Tyrone Power, Marlene Dietrich, Charles Laughton.
Produc.: Edward Small Productions
Presup.: $3 millones aprox.

Leonard Vole (Tyrone Power), hombre joven y atractivo, es acusado de asesinar a la adinerada señora French (Norma Varden), una mujer mayor, de quien él era muy amigo. Esta acusación surge del hecho de que la señora French lo halla puesto a él como heredero de su fortuna, en el caso de que ella pereciera. Es así como el acusado decide contratar a Sir Wilfrid (Charles Laughton), para ejercer su defensa.
En el año 50, Billy Wilder hizo, lo que para mi gusto, muy pocos directores logran hacer más de una única vez, que es dirigir una obra maestra. A decir verdad, yo aún no he visto la totalidad de su filmografía, pero dentro lo que conozco, "Sunset Boulevard" fue una película perfecta. Siete años más tarde Wilder nos deleitaría con otra estupenda demostración de cómo se debe hacer cine, si bien, aún tratándose de una peli atrapante y con un final de los que hay pocos (de esos que en tantas ocasiones da gusto ver), este director no logró dar con la perfección, cómo lo había hecho antes.
Testigo de Cargo fue un drama con algunos toques de comedia, basado en una obra teatral, escrita por Agatha Christie. En este, el primer personaje que se nos introduce es Sir. Wilfrid, a la manera de un abogado veterano y experimentado, que parece reservar sus dotes intelectuales exclusivamente para el ámbito legal. Tratándose de un individuo que acaba de salir de una internación y que sufre problemas cardíacos, no es, por el contrario, capaz de obedecer, casi en ningún momento, la indicaciones de Miss Plimsoll (Elsa Lanchester), la enferma a su cuidado. Es así que todo el abordaje cómico que maneja Wilder queda reservado a la relación "enfermera - paciente caprichoso", curiosamente interpretada por dos actores que fueron marido y mujer en la vida real. Hay momentos en donde, mientras estamos completamente concentrados en el juicio, Miss Plimsoll hace llegar a su paciente el aviso urgente de que tiene que tomarse sus pastillas, aunque este se encuentra en pleno ejercicio de su trabajo.
Wilder nos demuestra acá, cómo una película sobre la reconstrucción y resolución de un crimen puede tenernos atrapados hasta el último minuto.

Mi puntaje: 9/10


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sábado, 1 de octubre de 2011

"La habitación perdida: me dio gusto encontrarla"

Título: The Lost Room (La Habitación Perdida)
Año: 2006
Género: Acción, Misterio, Fasntasía
Formato: Miniserie
Director: Craig R. Baxley
Guión: Laura Harkcom, Chirstopher Leone
Duración: 270min
Reparto: Peter Krause, Julianna Margulies, Peter Jacobson.
Prod.: Lions Gate Films, Lionsgate Productions, Motel Man Productions

La Habitación Perdida nos cuenta la historia del detective Joe Miller (Peter Krause), quien durante una de sus investigaciones, descubre una habitación de motel que aparentemente es un portal a otra dimensión o universo paralelo.
Craig R. Baxley nos presenta acá su cuarto aporte directoral, en este tipo de formato. Antes, él ya había dirigida otras miniseries, al igual que colaborado en algunas a modo de "stunt", es decir, coordinando escenas de riesgo.
Antes de La Habitación Perdida yo ya había visto sus trabajos previos (The Triangle, Rose Red y Storm of the Century), pero creo fue con esta última, que obtuvo sus mejores logros. Estamos hablando de un hombre que, afortunadamente, hasta el momento siempre ha contado con argumentos bastante atractivos, más allá de que en ninguno de los casos, guionara él mismo las historias. En dos oportunidades Baxley se unió a proyectos en donde la narrativa correría a cargo del novelista y a veces guionista, Stephen King, de quien yo mismo me considero un fan, pero de quien creo, sin embargo, que sus virtudes como narrador flaquean, cuando se pasa a la pantalla chica.
En esta nueva miniserie de ciencia ficción, Baxley nos introduce ante el interesante concepto, de lo que podría significar para cualquiera si, de pronto, un día nos encontráramos con una particular habitación de motel (para ser exactos, la habitación 10 del Sunshine Motel) que fuera, en realidad, un portal capaz que transportarnos hacia donde nosotros quisiéramos. Porque además, esta habitación cuenta con una llave que, sin importar en dónde uno la use, con sólo imaginarnos un destino, abriríamos la puerta y allí estaríamos. Y por si fuera poco, en esta habitación hay algunos elementos (por ejemplo un peine y unas tijeras) que poseen ciertos atributos muy útiles. En el caso del peine, con él uno podría detener el tiempo durante varios segundos.
Esta es una miniserie sólida, dividida en tres partes: la primera "la llave y el reloj"; la segunda "el peine y el estuche"; y la tercera "el ojo y el objeto esencial". Yo apenas había acabado de ver la primera parte, ya me impacientaba por ver la segunda, y lo mismo me pasó con respecto a la última.
Además, lo bueno de La Habitación Perdida es que más allá de todos los elementos de tipo fantástico, no deja de tener un planteo inteligente, cuyo desarrollo valga la pena seguir.

Mi puntaje: 10/10


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