viernes, 7 de diciembre de 2012

"Verla fue un infierno"

Título: Demandando al Diablo (Suing the Devil)
Año: 2011
Género: Comedia, Drama
Director: Timothy A. Chey
Guión: Timothy A. Chey
Duración: 106min
Reparto: Malcolm McDowell, Bart Bronson, Roslyn Gentle, Shannen Fields, Tom Sizemore, Chad Lammers, Annie Lee, Gabrielle Whittaker, Gemma Kaye, Robin Querre, Jeff Gannon
Produc.: Mouthwatering Productions

En Demandado al Diablo, Luke (Bart Bronson), un hombre cristiano y estudiante de derecho lleva al Diablo (Malcolm McDowell) a juicio, por creerlo responsable de todo, cansado de sus problemas y de la sociedad caótica. 
La película inicia con un texto blanco en fondo negro, en donde leemos un pasaje de la Biblia, que alude al rey de los cielos y al de las tinieblas. 
Apreciamos ahora, el logo de Mouthwatering Productions, seguido de imágenes de Sydney y de la voz de Luke, hasta que aparece en escena. Él trabaja de día y estudia de noche, aunque últimamente, la muerte de su madre lo ha desanimado. 
Luke se queda dormido en la biblioteca. Después, en su casa se lo ve intranquilo, por todo el caos descrito en el informativo. En la cocina discute al teléfono y preocupa a Gwen (Shannen Fields), una esposa que tose mucho. 
Bart Bronson nos demuestra que es incapaz de actuar, cuando habla a Gwen sobre el Diablo y sus maldades. Además, el libreto que le han dado es insufrible, y su monólogo, totalmente descartable. Timothy A. Chey nos está presentando a un fundamentalista religioso, necesitado de ayuda psicológica. 
Poco antes de perder, definitivamente la razón, Luke, en su camioneta, va en busca de venganza, con revólver, pero sin balas. Algo que no ha pasado con su Biblia, que aguarda en la guantera, a ser usada.
Sin detenerse a meditarlo, decide ir por su demanda, que incluye repartir volantes, invitando a Satanás a dar la cara. Acá es muy gracioso, como entrega algunos, a adoradores del Diablo, como si supieran su paradero. 
A cargo del caso está la jueza Woods (Roslyn Gentle), que al principio no sabe si es broma, o si el hombre está loco. Cuando se percata de que, va en serio, el proceso continúa. 
Un día antes de que culmine el juicio por rebeldía y para sorpresa del propio Luke, un tipo alto, delgado y canoso aparece en la corte, afirmando ser él el demandado. Woods se ríe, reconociendo el buen sentido del humor, y pregunta por las cámaras ocultas, que de hecho, no existen. 
En este momento, el inesperado visitante argumenta que no hay pruebas de que él sea el Diablo… pero tampoco, de lo contrario. Afirmación, que aunque insostenible, en cualquier película sensata, puede dejarse correr, como sus otros, tantos horrores. 
El Diablo también hace ver el alcance de sus poderes, al elevar la temperatura de la sala sin mover un solo dedo y dejando claro de lo que es capaz. Así nos damos cuenta de que este sujeto no es normal, aunque nadie en el filme lo note, como si fueran todos ciegos. 
Dada la índole del caso, este es televisado a nivel mundial. Entonces, desde todas partes podrán divertirse con la incompetencia de los abogados. Habiendo ya jueza, jurado, demandante y demandado, todo lo que sigue es una muestra de que Timothy A. Chey no tenía idea de lo que hacía. Su nulo sentido común se ve en un filme repleto de baches. Tantos, que asombra que este director recibiese apoyo financiero. 
Previo al juicio, El Diablo conoce a quienes suponen ser los diez mejores abogados del país. Todos ellos, de altos coeficientes y superdotados de la materia, brindan respuestas impecables a sus preguntas. Con todo, se sobre entiende que él sólo busca divertirse. Si no, ¿para qué querría alguien con sus poderes, poner a sus servicios a esos seres despreciables, cuyas reglas, para él no valen nada, y para tener, luego, que pagarles? 
Respecto a su contrincante, Luke es, o muy ingenuo, o de muy pocas luces. Porque “el que se defiende a sí mismo, tiene a un tonto por cliente” y, si bien consigue el respaldo de una amiga, es él quien acaba yendo al frente. 
A medida que el juicio avanza, las coherencias argumentales brillan por su ausencia. Este es el caso de un sujeto capaz de cambiar el color de sus ojos, transparentarse o escupir fuego, pero a quien nadie teme acercársele, o se convence de que dice la verdad. 
Tampoco hay que olvidarse del atrevimiento del director, al tomar entera una de las mejores frases de Algunos Hombres Buenos (1992). No solo, Timothy A. Chey no ha escrito un buen libreto, sino que ha elegido copiar de otros. 
Cada nueva sesión de “Luke o´Brien vs El Diablo” parece un chiste, con abogados a quienes podría arrebatárseles el título. Tal es así que, uno a uno, se van turnando, a medida que fallan los argumentos de la defensa. Lo que, de todos modos, no es para alarmarse demasiado, porque el propio Luke O´Brien no sabe manejarse. 
Se vuelve hasta contradictorio, comprender como estos talentos son incapaces de distinguir al anticristo de un impostor, incluso tras su despliega de poderes. Y peor aún. En este grupo no son siquiera capaces de coincidir unos con otros, al punto de enfrentarse entre ellos o desautorizarse.
Una vez que hemos llegado al tramo final, lo único potable es la interpretación de un Malcolm McDowell, que podría haber dado clases, al resto del elenco. 
Casi sobre el final, Luke aún la sigue peleando, y ahora a sabiendas de que su esposa tiene un tumor. Por eso, su tos. Sin embargo, él prioriza la demanda, a la condición de su esposa.
Si hasta acá, el trabajo de A. Chey era para reírse, tampoco sería raro que no nos diera ni un respiro. Tanto el cierre del juicio, como lo que viene después, sería como para nunca darle una cámara de nuevo. Lo único que A. Chey consigue es que nos preguntemos qué rayos quiso hacer. 
Demandando al Diablo quizás pueda resumirse, a una muy errada propaganda religiosa, que aburre y, por sobre todo, ofende, por sus carencias. 

Mi puntaje: 1/10


To access the english version click here

domingo, 11 de noviembre de 2012

"Teddy te quiere: amigos para siempre"

Título: Ted
Año: 2012
Género: Comedia, Fantástica
Director: Seth MacFarlane
Guión: Seth MacFarlane, Alec Sulkin y Wellesley Wild (escrita por) y Seth MacFarlane (historia)
Duración: 106min
Reparto: Mark Wahlberg, Seth MacFarlane, Mila Kunis, Joel McHale, Giovanni Ribisi 
Produc.: Universal Pictures, Media Rights Capital, Fuzzy Door Productions, Bluegrass Films, Smart Entertainment
Presup.: $50 millones aprox.

En Ted, John Bennett (Mark Wahlberg) es un niño solitario e impopular, que en la mañana de navidad recibe un oso de peluche (Seth MacFarlane). Esa misma noche John pide un deseo, sin tener idea de que este acabará por cumplirse. 
A sus 8 años de edad, a John (Bretton Manley) le cuesta relacionarse. Cada vez que trata de acercarse a otros niños, estos lo rechazan, convirtiéndolo en alguien solitario. Llega la navidad y con ella, un regalo especial. Un oso de peluche. 
Ningún otro regalo podría ser más inofensivo. Sin embargo, cuando su oso pasa a sustituir a los otros niños, la cosa ya es distinta. Un peluche que sólo sabe decir “Teddy te quiere” es ahora su único amigo, y su cariñoso mensaje grabado, algo que a John hace sentirse apreciado. 
Si ya de por sí, la situación no era buena, John pide de noche un deseo, de características similares al del Geppetto de Pinocho (1940). Claro que, quién se hubiera imaginado que se le cumpliría. 
MacFarlane pasa, en pocos minutos, de mostrarnos cómo es que el nuevo Ted, espanta primero a los padres de John, se convierte luego, en figura pública, y acaba por último siendo un ciudadano más, sólo que, peludo y más bajito. Si algo el director no ha pretendido, es que este oso sobresaliese. 
Mostrados los créditos y el título iniciales, MacFarlane salta directamente a la que ha pasado a ser, en la actualidad, la relación de compadres, entre hombre y oso. Ya en los primeros planos, distinguimos en el dúo, claros signos de decadencia. 27 años después de que los tan inocentes John y Ted se conocieran, su amigo de felpa es ahora un desordenado, un mal hablado y un ávido amante de las drogas. John, por su parte, ha tenido algunos avances. Se trata con sus compañeros de oficina, además de que tiene a su novia Lori (Mila Kunis).
Como elemento determinante para que la película falle, está que, entre conflicto y conflicto haya escenas demasiado largas y que terminan no siendo funcionales. Yo sobre esto, lo único que puedo decir es que, para verla y comprenderla, se requiere de paciencia. Evidentemente, el director no buscó siempre darnos información, sino que a veces esperó a que el público sencillamente se riera.
Ya cuando uno se ha mentalizado respecto a lo que se tiene delante, advertirá que John es un personaje, a quien aferrarse a su muñeco de la infancia le ha dificultado madurar. Con Ted a su lado, a John le es imposible mantener un vínculo responsable con la mujer que ama, por seguir aún estancado. 
Hay también una sub trama, sobre un padre (Giovanni Ribisi) que quiere darle a su hijo (Aedin Mincks) ese oso que él, tras ver en la tele, de niño, nunca consiguió. Con la inclusión de estos dos personajes, se nos da algo más de suspenso, con un secuestro y una persecución en auto, pero sobre todo, que por un breve momento tengamos otra perspectiva de infancia sufrida. 
Más allá de su excesiva duración y de algunas situaciones forzadas, Ted de todos modos tiene una resolución que da para pensar, además de contar con algunos aciertos. Ver como ese peluche, que antes distanciara a John de Lori, es a lo último lo que los une, no tiene desperdicio. 
Lamentablemente, en lo global, la falta de seriedad de MacFarlane como libretista es netamente visible, en un filme que tiene demasiados minutos omitibles. 

Mi puntaje: 4/10


To access the english version click here

jueves, 8 de noviembre de 2012

"¿Homenaje.... o imitación?"

Título: Alien Trespass 
Año: 2009 
Género: Comedia, Terror, C. Ficción 
Director: R. W. Goodwin 
Guión: Steven P. Fisher (escrita por), James Swift y Steven P. Fisher (historia) 
Duración: 90min 
Reparto: Eric McCormack, Jenni Baird, Robert Patrick, Jody Thompson, Dan Lauria, Aaron Brooks, Sarah Smyth, Andrew Dunbar, Sage Brocklebank 
Produc.: Rangeland Productions, Accelerator Films 

En Alien Trespass, Urp (Eric McCormack), el extraterrestre, se ve obligado a adoptar forma humana para mezclarse entre los habitantes de un pueblo y salvarlos de los Ghota. 
Si uno se detuviese a pensar en cómo era el mundo hace seis décadas, se encontraría con una sociedad que era muy distinta de la actual y en la que muchos de los avances que hoy suponemos de uso cotidiano, aún ni existían. Piénsese, por ejemplo, en los teléfonos celulares, las computadoras, o en la posibilidad de salir al espacio e ir a la luna. 
Sería en esa sociedad, aún lejana al siglo XXI, en donde surgirían también películas como Con Destino a la Luna (1950), El Ser del Planeta X (1951) o La Mancha Voraz (1958)
Indudablemente, el referirse hoy a ese cine, es hablar de algo primitivo. De la misma manera en que antes, ciertos adelantos tecnológicos ni siquiera eran imaginables, eso era a la par traducible al séptimo arte. Seguramente nadie hubiera sido capaz de soportar las casi dos horas de Alien: el octavo pasajero (1979) de Ridley Scott. Película para la cual, la sociedad tendría primero que pasar por una serie de cambios, tanto sociales como psicológicos. O dicho en otras palabras: el público de los 50s aún debía evolucionar. 
Es así que si nosotros, gente del nuevo milenio, viéramos de pronto este cine de antaño, más que asustarnos, de seguro terminaríamos a las risas. Porque lo que antes impresionaba a un adulto, hoy, con mucha suerte, perturbe a un niño. Aunque, teniendo en cuenta todas las posibilidades de consumo audiovisual que tienen ahora los más pequeños, en realidad, la veo difícil. 
R. W. Goodwin dirige este producto, del cual, lo único que he podido rescatar, es que se tratara de un fallido homenaje al cine de terror y ciencia ficción, de su juventud. Por lo demás, diría que ha sido un desperdicio. 
¿Qué es, exactamente, lo que nos propone? El típico cuentito sobre invasores del espacio, y que aplica todo lo visto en tiempo de nuestros abuelos. Aliens usurpando cuerpos humanos para mezclarse entre nosotros; armas de rayos láser; monstruos de un solo ojo; y jóvenes que dicen la verdad, pero a quienes la policía trata de mentirosos. Por si esto fuera poco, se ve a adolescentes besuqueándose en un auto, cuando ahora los tendríamos haciendo mucho más que eso. 
Como ya dije antes, con ella se ha pretendido homenajear al cine de extraterrestres de otra época. Sin embargo, homenajear no debe confundirse con copiar. Y acá, es básicamente eso lo que se logró. Creo que todo tributo debería necesariamente contar con cierto sello personal del director y no ser una mera imitación. Tener algún chiste, o “algo” distintivo, con lo cual se nos dejara claro que no iba a tratarse de una reproducción de idénticas características, en este caso, a las de un cine, ya pasado de moda. Por el contrario, usar en el 2009 un lenguaje que directamente no encaja con las nuevas audiencias, dudo que tenga mucho sentido. ¿Para qué filmar algo así, habiéndolas ya montones de películas del estilo? 
A tener en cuenta, es qué sucedería si viajáramos al pasado y la proyectáramos en una sala y en blanco y negro. Se me ocurre que lo único que llamaría la atención, sería el reparto desconocido. Por lo demás, estarían viendo lo acostumbrado. 
La manera de narrar Alien Trespass está tan fuera de su tiempo, que resulta en que se vuelva aburrida y predecible, desde su mismo comienzo, y que con esto, todo el suspenso se disuelva de inmediato. Pero repito. Cinco décadas atrás, probablemente habría encantado a los aficionados al género. 
Como mucho, pueden destacarse la muy buena reconstrucción de fines de los 50 y la elección en la paleta de colores. Es decir, sólo en esos términos, sobresale. Fuera de eso, no vale la pena. 

Mi puntaje: 2/10


To access the english version click here

miércoles, 24 de octubre de 2012

"A veces quisiéramos que viniera la cigüeña"

Título: The Babymakers
Año: 2012
Género: Aventura, Comedia
Director: Jay Chandrasekhar
Guión: Peter Gaulke, Gerry Swallow
Duración: 95min
Reparto: Paul Schneider, Olivia Munn, Michael Yurchak, Wood Harris, Kevin Heffernan, Nat Faxon, Jay Chandrasekhar
Produc.: Duck Attack Films, Alliance Films, Automatik Entertainment, IM Global

En The Babymakers, Tommy (Paul Schneider) y Audrey Macklin (Olivia Munn) son un joven matrimonio, que en la fecha de su aniversario deciden que quieren ser papás. Algo con lo que tendrán sus inconvenientes.
Primera escena. Tommy y Audrey duermen en su dormitorio, con la puerta abierta, cuando se oye llorar al bebé. Audrey, aun medio dormida, indica a Tommy que es su turno, y él, no, en mejores condiciones, se levanta, la cierra y vuelve a la cama. El bebé de los vecinos vuelve a ser sólo, problema de los vecinos.
Tommy retoma a su descanso, y Audrey, por su parte, se queda angustiada y pensativa.
Segunda escena. Ambos están en un restaurante, a donde han ido a celebrar sus tres años juntos. Para Audrey esta noche es doblemente significativa. Sonriendo, le expresa a su marido que ya está lista para el próximo paso. Tommy se muestra de acuerdo, aunque luego nos enteraremos de que no hablan de lo mismo. Ella se refiere a la maternidad, y él, a probar nuevas variantes en la cama.          
Con esta introducción se logran dos cosas. Se nos revela, creativamente, del vacío que siente Audrey, a falta de hijos. Para luego pisotear esa buena labor, con un Tommy desubicado y muy poco romántico. Nos hace preguntarnos, cómo es que alguien elegiría una velada así, para hablar, con tan poca delicadeza, de algo tan íntimo.
No hace mucho, tuve la oportunidad de ver Cómo hacer bebés (2000). Cinta británica que tocaba exactamente el mismo tema. En ella abundaba un humor sobrio, que aunque, compuesto por chistes picantes, procuraba siempre priorizar las preocupaciones de Sam (Joely Richardson) y Lucy Bell (Hugh Laurie), los personajes principales. Uno podía reírse, pero no se olvidaba nunca, de que ellos sufrían.
Desafortunadamente, Jay Chandrasekhar se equivoca de camino, olvidándose, él sí,  de la problemática real de Tommy y Audrey. Estos, que de haber evolucionado debidamente, habrían sido determinantes para construir una buena película. Por el contrario, el director opta por la pavada, creando situaciones inverosímiles, que sólo ayudan a que uno vaya perdiendo el interés, con el paso de los minutos.
Al principio, en ambos filmes se parte de la necesidad de los exámenes médicos, y que otorgan resultados idénticos: Lucy y Audrey están en perfectas condiciones, en tanto que son Sam y Tommy quienes fallan. El director inglés nos mantiene aferrados al conflicto marital, mientras que su símil americano prefiere ponerse gracioso.
Sin entrar en excesivos detalles, descubrimos que el Tommy de ahora no es, reproductivamente hablando, el mismo de antes. Ese, aún soltero, que se convirtiera en donante de esperma, para hacerse de algún dinero y costear un anillo de compromiso. Conjuntamente, esos donativos pre matrimoniales habían sido de los buenos, y los que Tommy, ahora, quiere de vuelta. Desde el momento en que él da con la última pareja beneficiaria, es que la película ya no es más, contada con propiedad.
Tommy conoce a los afortunados. Dos homosexuales, demasiado contentos con su compra, como para hacerle un reembolso. Uno de ellos, sin embargo, termina mostrándose más flexible, pero a cambio de que Tommy lo haga feliz. Por cierto que su pareja no tiene porqué enterarse.
Un chiste como este hasta podría ser pasable, si acaso Tommy hubiera dicho que no, desde el comienzo. Como en cambio lo consulta con Wade (Kevin Heffernan), su mejor amigo, hace que la gracia se pierda y se vuelva estúpido.
De aquí al final, abunda más que nada, la pavada, con Tommy y sus poco inteligente camaradas, Wade y Zigzag (Nat Faxon), planeando un robo a un banco de esperma. Para eso entablan contacto con Ron Jon, un indio mafioso, interpretado por el propio director, y cuyo aporte frente a cámaras, quizás mejor, se hubiera evitado.
Si a alguien quedaran dudas sobre si verla vale la pena, sólo con decir que durante el robo, Wade resbala en semen, en una escena que es un mamarracho, creo yo, debería ser suficiente como para saber la respuesta.

Mi puntaje: 3/10


To access the english version click here

martes, 16 de octubre de 2012

"Ahora los clientes tienen aletas"

Título: Carnada (Bait)
Año: 2012
Género: Acción, Terror, Thriller
Director: Kimble Rendall
Guión: John Kim y Russell Mulcahy (escrita por) y Shayne Armstrong, Duncan Kennedy, Shane Krause y Justin Monjo (escritura adicional)
Duración: 91min
Reparto: Xavier Samuel, Sharni Vinson, Julian McMahon, Phoebe Tonkin, Cariba Heine, Alice Parkinson, Lincoln Lewis, Alex Russell, Dan Wyllie, Richard Brancatisano, Joel Amos Byrnes, Ashton Chen, Adrian Pang
Produc.: Bait Productions, Screen Australia, Media Development Authority (MDA), Pictures in Paradise, Blackmagic Design Films, Blackmagic Design, Story Bridge Films
Presup.: AUD 30 millones aprox.

En Carnada, luego de un tsunami, varias personas quedan atrapadas en un supermercado. Los sobrevivientes deberán hallar la forma de salir, sin ser devorados por los tiburones blancos que ha traído la corriente.
La mañana posterior a una despedida de soltero, Josh (Xavier Samuel), que es salvavidas, no logra salvar al hermano de su novia, de un ataque de tiburón. Ese día él los pierde a ambos, ya que Tina (Sharni Vinson) se las toma con él.
Seis meses más tarde, Josh llega a su trabajo en un supermercado, en una jornada que estará llena de sorpresas. De pronto, dos encapuchados han irrumpido en el lugar, ejecutando de inmediato a una mujer. Algo que es poca cosa, comparado con lo que se viene. Momentos después, un gigantesco tsunami se lleva por delante, playa y ciudad, inundando el supermercado.
Los sobrevivientes allí dentro deberán ayudarse, unos a otros, para salir del agua hacia lugares seguros. Los afortunados han sido Tina y Steven (Yuwu Qi), su nuevo novio; Jaimie (Phoebe Tonkin) y Todd (Martin Sacks), su padre policía, Collins (Damien Garvey), Josh y Naomi (Alice Parkinson), empleados del local; y Doyle (Julian McMahon) y Kirby (Dan Wyllie), los asaltantes. 
Tampoco el estacionamiento ha corrido mejor suerte. Es que Ryan (Alex Russell), novio de Jaimie, ha quedado atrapado en su furgoneta, al igual que los jóvenes Heather (Cariba Heine) y Kyle (Lincoln Lewis), parejita atrapada en su propio auto. Lo único que resta, en ambos escenarios, es que se den cuenta de que ya no están solos. El tsunami ha traído consigo a dos tiburones de casi cuatro metros.
Yo no sé ni se habrá debido a poca inteligencia, falta de interés en el argumento, o a un total desconocimiento de la psicología humana, pero ninguno de los personajes va a demostrar estar demasiado nervioso por lo que ocurre. Casi se mueren ahogados y ahora podrían ser comidos vivos, y aún así, son incapaces de temblar, llorar o gritar del miedo. No digo que tuvieran que ocurrir las tres, pero sí, al menos una. Con comportamientos que no pegan con la situación, e interpretaciones lamentables, de por sí, se hace difícil que uno pueda sentir por ellos empatía. En cambio, algunos sobrevivientes encuentran tiempo para hacerse los héroes, o para sacar a relucir sentimientos reprimidos. Incluso Steven, resulta ser un asiático con ideas de supervivencia tan ridículas, que asombra que los demás lo escuchen.
Viviendo una situación semejante tenemos a Heather y Kyle, quienes dentro de su auto parece que estuvieran metidos en acuario, con una interesante vista panorámica de 360º. Al principio ellos escuchan ruidos o creen ver movimientos en el agua. Una vez que descubren cual es la amenaza, en lugar de aterrarse, prefieren discutir por idioteces. El animal los embiste en un par de ocasiones, siendo estas, las únicas veces en que Heather o Kyle gritan. Por lo demás, es fácil darse cuenta de que sus personajes han sido escritos para hacer reír, algo que no va con la película.
Pasemos ahora a los personajes más destacados. Porque acá los escualos tampoco se salvan. Me quedará por siempre la duda, de si habrá sido por problemas presupuestarios, o por la poca voluntad del equipo de FX y al desinterés de su director. Como sea, creo haber distinguido, tanto animatronics, como tiburones digitales, y en el segundo de los casos no se ha salido del básico y más elemental diseño en 3D, insuficiente, para transmitirnos el dramatismo.
Puedo, sin embargo destacar, que al menos se le pusiera cierto empeño a los ataques. La muerte del señor Jessup, con el animal saltando desde el agua y arrancándole medio cuerpo, debe considerarse de lo mejor. Una vez que el tiburón vuelve a zambullirse, puede verse en detalle a qué ha sido reducido el hombre, por debajo de la cadera. Sólo carne expuesta, sangre chorreante y tripas, es lo que hay ahora en lugar de sus piernas.
En definitiva, la película no es buena y tiene muchos más defectos que virtudes. La única razón para no abandonarla antes del final, creo yo que sería el morbo de ver a los grandes blancos al ataque, o el humor (aunque, fuera de lugar) de Kyle y Heather.

Mi puntaje: 2/10


To access the english version click here

jueves, 27 de septiembre de 2012

"Un camino que no tomó sólo un día"

Título: Hacia el Oeste (Into the West) 
Año: 2005
Género: Western, Aventura, Drama, Histórica 
Formato: Miniserie
Director: Robert Dornhelm, Simon Wincer, Sergio Mimicca-Gezzan, Michael W. Watkins y Timothy Van Patten
Guión: William Mastrosimone, Cyrus Nowrasteh, Craig Storper y Kirk Ellis 
Duración: 552min 
Reparto: Matthiew Settle, Skeet Ulrich, Michael Spears, Tonantzin Carmelo, George Leach, Zahn McClarnon, Simon R. Baker, Sean Blakemore, Josh Brolin, Garey Busey, Will Patton, Francesco Quinn, Geno Silva, Alan Tudyk, Beau Bridges, Jessica Capshaw, Emily Holmes, Robert Maloney, Keri Russell, Jay Tavare, Nathaniel Arcand, Sean Astin, Irene Bedard, Gil Birmingham, Tyler Christopher, Balthazar Getty, Daniel Gillies, Graham Greene, Christian Kane, Russell Means, Matthiew Modine, Tyler Posey, John Terry, Sheila Tousey, Rachael Leigh Cook, Annabella Piugattuk, Tom Berenger, Wes Studi
Produc.: Dreamworks Television, Voice Pictures
Presup.: $50 millones aprox.

En Hacia el Oeste, por intermedio de dos familias, una de blancos y la otra de nativos americanos, se nos cuenta el proceso mediante el cual, el hombre blanco acabaría adueñándose de la totalidad del territorio de los Estados Unidos. 
Steven Spielberg ejerce de productor ejecutivo en esta miniserie de seis partes, que va desde 1820 a 1890. En ella se muestra la interminable pelea, mantenida entre estas dos razas, durante la conquista del oeste y la final caída de los indios. 
Jacob Wheeler (Matthiew Settle) es un joven ruedero, que a comienzos de siglo, vive y trabaja en la ficticia Wheelerton, en Virginia, junto a su familia. Un día, un montañero le habla maravillas de la frontera oeste y Jacob decide dejar su hogar e ir a conocerla. Lo acompaña en este viaje su hermano Nathan (Alan Tudyk). 
En otro entorno tenemos a los Lakota, cuyo anciano curandero, Oso Que Gruñe (Gordon Tootoosis), ha tenido una visión preocupante. En ella se le ha informado de lo que habrá de suceder, si las cosas siguen su rumbo actual. Muy pronto llegará el día en que ya no haya búfalos en las praderas. 
Ante algo tan controversial, Águila de Alto Vuelo (Gerald Auger), su aprendiz, logra convencer a la tribu, de ignorar esa profecía. Mientras tanto, el pequeño Pluma Blanca (Chevez Ezaneh) se propone a investigar esto por su cuenta. Poco antes de morir, Oso Que Gruñe le hace entrega de un collar que simboliza a la rueda medicinal de los Lakota. Este irá pasando de generación en generación, en cada episodio. 
Retomando con Jacob, nuestro personaje logra dar con el legendario explorador Jedediah Smith (Josh Brolin), en donde se combinan la ficción (Jacob) con la realidad (Smith). Luego de hasta enfrentarse juntos a la muerte, ellos se separan. Jacob termina tomando parte en una subasta, en donde se vende a una joven india. Él, al igual que los otros postores, arroja cifras, cada vez más altas, no dudando en aclarar su objetivo de liberar a la cautiva, y que a nadie causa gracia. Jacob es retado a un duelo y sale victorioso, y luego él y la india Mujer Corazón de Trueno (Tonantzin Carmelo) toman camino hacia los Lakota. Ya en la tribu, Jacob expresa su deseo de hacerla su esposa, no encontrando opositores. Jacob y ella contraen matrimonio y pocos años más tarde, ellos son los felices padres de: Abraham Lobo Alto , Jacob Jr. Nube Alta y Margaret Luz Que Brilla. 
Cada capítulo supone una oportunidad para interesarse y aprender sobre el pasado histórico de los Estados Unidos, mientras que uno se entretiene con espectacularmente recreadas, escenas de batalla, entre indios y blancos. Asimismo, están las distintas sub tramas, que siempre están uniendo, unos con otros, a los varios personajes principales. Con el avance de la narración, ya dejan de ser los primeros protagonistas, blancos o lakotas, los que sean directamente afectados por las circunstancias, pasando a ser las nuevas generaciones, las que viven los nuevos cambios. 
Gracias a un trabajo de escritura extremadamente cuidadoso, ha sido que los tiempos que esta miniserie concediera a cada detalle, fueran correctos. Desde la llegada a California y a Oregón, llevada a cabo por Jedediah Smith y su grupo de jinetes (1826), hasta momentos tales como la invención del telégrafo (1844), la elección de Lincoln (1860) o el patentado del alambre de púas (1874).
No obstante, y más allá de lo anecdótico de cualquier fecha significativa, debe quedarnos claro cuál es el propósito central buscado. Aquí, más que nada se pretende que veamos y entendamos, cómo sería exactamente, que el hombre blanco llegaría a catalogar como “suyo” a este territorio, que de hecho, ya tenía dueño. Por suerte, tampoco se comete el error de mostrar a todos los blancos como mala gente, algo que hubiera sido injusto, además de falso. La miniserie trabaja mucho con los matices, mostrando a aquellos cuyo deseo había sido, claramente conquistar, y a aquellos que sólo habían querido la paz. Se explican, además, las varias razones que impedirían a los indios, de poder vencer a tan cruel enemigo. 
Hacia el Oeste es, para mi gusto, el más entretenido de los cursos de historia. De esos que uno no quería nunca, que acabaran. 

Mi puntaje: 9/10


To access the english version click here

miércoles, 19 de septiembre de 2012

"Ser de los nuestros tiene su precio"

Título: Indocumentados (Undocumented)
Año: 2010
Género: Terror
Director: Chris Peckover
Guión: Chris Peckover, Joe Peterson
Duración: 96min
Reparto: Scott Mechlowicz, Alona Tal, Yancey Arias, Greg Serano, Kevin Weisman, Peter Stormare
Produc.: Sheperd Glen Productions
Presup.: $1.400.000 millones aprox.

.En Indocumentados, un equipo de estudiantes documentalistas se une a un grupo de mejicanos, con la intención de registrar su cruce ilegal a los Estados Unidos.
Travis (Scott Mechlowicz) es el director; Davie (Greg Serano), el camarógrafo; Jim (Kevin Weisman) el sonidista; y Liz (Alona Tal), la productora. Estos cuatro amigos han decidido seguir desde muy cerca un intento de emigración. Está claro que para ellos, el fin justifica los medios.
Poco antes de partir, el equipo conoce a Alberto (Yancey Arias), uno de los interesados en marcharse. Hechas las presentaciones, Alberto le habla a la cámara. Este hombre, que está a punto de infringir la ley, sonríe mientras cuenta su historia, feliz por la oportunidad que mañana se le abre. Su relato se resume a un gran deseo por concederle una mejor calidad de vida a su esposa e hija.
Antes de que presenciemos qué es lo que les depara, tanto a realizadores como a mejicanos, rápidamente se nos habrá planteado esta problemática político – social tan compleja. La misma, probablemente muy difícil de entender, si uno no ha nacido en alguno de estos dos países norteños.
Durante la entrevista, Alberto en ningún momento se muestra sobrador, y en cambio, su alegría es sincera. Con esto, lo que quiero decir es que seguramente este individuo jamás haya querido llegar a eso, de poder evitarlo. Su situación, sin embargo, lo acabaría obligando a tener que recurrir a esas medidas. Si es o no, justificable, eso ya es otra cosa. Yo, por supuesto, sólo lo expongo, consciente de que es mucho más fácil decirlo desde afuera, cuando no se está en alguno de los dos bandos.
El equipo de filmación sigue entonces los pasos de estos ilegales. Con ellos, primero atraviesan un túnel subterráneo. Luego se suben a un camión, de donde antes les hicieran juegos de luces. Una vez que están todos arriba es cuando los riesgos se incrementan, hasta que la suerte los abandona.
Indocumentados lleva al extremo, y a sus últimas y más impensables consecuencias, el rechazo hacia el intruso. Lo normal, en un caso de esta índole, sería acabarse uno encontrando con la patrulla fronteriza. En este caso, eso sería hasta motivo de risa. En vez de cuerdos cumplidores de la ley, lo que se encuentran es a una banda de patriotas encapuchados, que se toman la infracción demasiado a pecho. Su líder es el temible Z (Peter Stormare), un sádico para quien el cruce no permitido significa que merecen una pena.
Cuando documentalistas y mejicanos son hechos prisioneros, la situación para los hispano hablantes es la peor, ya que bien podrían acabar siendo torturados al más puro estilo de Hostal (2006). En cambio, para el equipo de estudiantes, Z ya ha reservado otros planes. Puesto que son realizadores, de que filmen sus atrocidades al pie de la letra dependerá si él acaba o no, con ellos. Pero lo que sí queda claro a todos, es que con esos encapuchados no se juega. Es que Z ya posee en sus instalaciones toda una colección de ilegales, a quienes tiene atrapados y en condiciones inhumanas.
Hay en la película dos escenas que sobresalen por su crueldad. En una, vemos cómo Z le concede la libertad a Selina (Lorél Medina), la hija de Alberto, y quien debe despedirse inmediatamente de sus padres y salir disparando, si quiere salvarse. Z le dice a la niña qué camino ha de seguir, pero consciente de que el miedo acabará por jugarle una mala pasada. Más tarde, en un fallido intento de escape, los jóvenes logran ver cómo la pequeña había acabado enredándose en los alambrados de púa que rodeaban la zona. Una imagen realmente cruda y desalentadora, y más para Alberto.
En otra escena, Alberto es sentado delante de una bandera estadounidense desplegada y obligado a responder correctamente a algunas preguntas de historia americana. Por cada respuesta que no sepa, su esposa será severamente castigada. La escena en sí busca generar dolor, aunque también hace, nuevamente, referencia a cuestiones políticas.
Al final, Indocumentados es una entretenida película de horror, que toma esta problemática social de siempre, y trata de imaginarse cómo sería si hubiese reprimendas más extremistas.

Mi puntaje: 7/10


To access the english version click here

miércoles, 5 de septiembre de 2012

"Un lugar con mozos, con y sin bandeja"

Título: Fuera de carta 
Año: 2008 
Género: Comedia, Romántica
Director: Nacho G. Velilla 
Guión: Oriol Capel, David S. Olivas, Antonio Sánchez, Nacho G. Velilla 
Duración: 111min 
Reparto: Javier Cámara, Lola Dueñas, Benjamín Vicuña, Fernando Tejera, Alejandra Lorenzo, Junio Valverde 
Produc.: Ensueño Films, Antena 3 Televisión, Canguro Produzioni Internazionali Cinematografiche 
Presup: € 400 millones aprox. 

En Fuera de carta, Maxi (Javier Cámara) es un chef excelente, de inclinación homosexual, cuyo trabajo en su restaurante se ve alterado cuando ha de cuidar de sus dos hijos, recientemente huérfanos de madre. Al mismo tiempo, él y su camarera Alex (Lola Dueñas) conocen a su nuevo vecino de apartamento, Horacio (Benjamín Vicuña), por quien ambos se sienten atraídos. 
Maxi es dueño de “El Xantarella”, restaurante madrileño, ubicado en el distrito de Chueca. Para él, su mayor aspiración ha sido siempre lucirse ante los críticos y así poder consolidarse, ganándose una estrella Michelin. Dado que esto es una comedia, es precisamente que una de las primeras situaciones graciosas, sucede cuando Ramiro (Fernando Tejera), el encargado de los postres, confunde a un representante de neumáticos con un crítico. 
También ese mismo día, Alex se aparece en la cocina, puteando a todos los hombres, chorreando lágrimas y bebiendo alcohol, frustrada con su última relación. 
Así es como, en breves minutos, el director nos ha presentado al tipo de personajes que serían necesarios, para que luego, nos matásemos de la risa. 
En seguida después, ocurren dos situaciones que llevan a que el pobre de Maxi se sienta metido en un lío. Por un lado, la madre de sus hijos (con quien habían terminado tiempo atrás y quien ahora, padecía una enfermedad terminal), fallece, dejándole a Alba (Alejandra Lorenzo), una niña y a Edu (Junio Valverde), un adolescente. Para Maxi, nada de esto estaba en sus planes y lo aterra, por no saber qué hacer. 
Por si esto fuera poco, un nuevo vecino, el ex futbolista argentino Horacio, se muda a su edificio, resultando en que Alex se vea inmediatamente flechada y que su comportamiento pase a ser atontado, no al tanto de que ese tan buen mozo joven, apunta para el otro lado. 
Fuera de carta es una comedia que saca provecho de los misterios de la búsqueda del amor (sea este, del tipo que fuere), pero sobre todo y más que nada, valiéndose del siempre controversial asunto de la discriminación. Los chistes, aunque algo fuertes, no caen nunca en lo ordinario. Lo que la cinta da claramente a entender, es que cualquier persona homosexual dispuesta a disfrutarla, debería ser, con la película, capaz de reírse de sí misma. 
Es una propuesta en la que se ha sabido combinar muy bien el humor, con la transmisión de valores, sabiendo muy bien, Nacho G. Velilla, cuando era momento para bromear, y cuando, momento de impartir un buen mensaje de aceptación, en una sociedad que es excluyente. 
Asimismo, se concede igualmente su espacio al tema de la familia mono parental, la cual, ni se alienta ni se pena. Simplemente se nos describe el significado de tener que vivir en dichas circunstancias. En este caso, en donde tenemos, por un lado, a un hombre que, por primera vez debe ejercer ese rol y sin aún estar seguro de quererlo. Y por el otro, con dos chicos, que ante la reciente muerte de su madre, deben acostumbrarse a convivir con alguien, con quien hasta entonces no habían tenido ningún vínculo. 

Mi puntaje: 7/10


To access the english version click here

lunes, 27 de agosto de 2012

"Construyendo el terror, pieza a pieza"

Título: The cabin in the woods (La cabaña del terror)
Año: 2012
Género: Terror, Thriller
Director: Drew Goddard
Guión: Joss Whedon, Drew Goddard
Duración: 95min
Reparto: Kristen Connolly, Chris Hemsworth, Anna Hutchison, Fran Kranz, Jesse Williams, Richard Jenkins, Bradley Whitford, Brian White
Produc.: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Mutant Enemy, United Artist
Presup.: $30 millones aprox.

En La cabaña del terror, cinco amigos que se reúnen un fin de semana, acaban encontrándose con mucho más que los característicos peligros de un bosque tenebroso.
El público pedía a gritos que se lo escuchara. Pedía que se dejasen de hacer tantos remakes y tantas secuelas, hartos de ver siempre la misma historia. Pero es que en Hollywood, a los éxitos de taquilla se busca explotarlos hasta las últimas consecuencias. Los estudios prefieren contratar a gente dispuesta a negociarse un buen contrato, para retomar una idea, ya, más que exprimida y decirle que no, a proyectos más gratificantes, aunque menos lucrativos.
El público reclamaba, ante la falta de originalidad. Y así como Los Vengadores (2012) llegarían para salvarnos de la invasión, el propio Joss Whedon (quien adaptase a Stan Lee) llegaría para darnos un respiro, en este otro género.
Coescrita por él y por Drew Goddard, y dirigida por Goddard, su estreno había estado previsto para el 5 de febrero del 2010. Sin embargo, dada la intención de la MGM de convertirla al 3D, más su posterior anuncio de estar en quiebra, la espera se prolongaría. Finalmente, tanto Whedon como Goddard se opondrían a la conversión y tras serios problemas financieros la distribución de la película sería vendida a la Lions Gates Entertainment Corporation, para una llegada a salas el 13 de Abril del 2012.
Respecto a Whedon, él mismo daría una breve definición de lo que el cine de terror le significaba, y de aquello en lo que, a su parecer, este se había terminado convirtiendo. Diría también, cuál era el objetivo que él y su coguionista perseguían y que en parte describiría como: “…un intento por revitalizar el género…”, etc., etc.
Llegué a leer un montón de críticas que resaltaban lo bueno que era el resultado, además de, lo retorcido. Un amigo me dijo, vía Facebook, que más allá de su originalidad, tanto revuelo se debía, más que nada, a su estreno tan postergado. Me dijo también, que de todos modos la viera, pero que tuviera paciencia, porque al principio iba a parecerme tonta.
Yo me terminaría dando cuenta de que, ciertamente, no era para semejante alboroto.
Dana (Kristen Connolly), Curt (Chris Hemsworth), Jules (Anna Hutchison), Marty (Fran Kranz) y Holden (Jesse Williams), son los típicos personajes, inconfundibles en cualquier cinta de terror, que fuera sobre jóvenes y cabañas aisladas. Recuérdese, por ejemplo, el clásico Posesión Infernal (1981)  o Fiebre en la cabaña (2009).
          Por otro lado, Sitterson (Richard Jenkins) y Hadley (Bradley Whitford) son dos técnicos de una empresa, cuyo trabajo es manejar en simultánea varios escenarios, mediante los cuales están constantemente sembrando el pánico en distintas partes del mundo y de variadas formas. 
Lo que sigue, luego en la cabaña, es una sumatoria de clichés, que si bien puede que aburra, se entiende que no persigue el mismo cometido, ya conocido. Existe de hecho, una vuelta de tuerca. 
Tenemos a la romántica parejita (Curt y Jules), que tiene la ridícula ocurrencia de tener sexo en medio del bosque, en vez de en una cama, como gente racional. Ellos, como es evidente, terminan viéndoselas feas. O tenemos al payaso del grupo (Marty), quien, estando por las suyas, en el momento de ser atacado, logra salvarse. 
Este tipo de situaciones se desatan cuando los chicos tienen la feliz idea de bajar a un sótano (antes abierto por Sitterson), que nunca deberían haber pisado. Allí abajo, Dana toma un libro con textos en latín, y pese a que Marty se lo advierte, temeroso, ella lee un conjuro que despierta a los zombies.
Una vez que ya hemos visto un poco de lucha, sangre y muerte, uno querría que tanta paciencia tuviera su recompensa, pero los giros de la película no son ni cerca de lo notables y sorpresivos, que, como espectador, uno se esperaba.
Sí he de decir, no obstante, que lo que ha Whedon se le ha ocurrido, es que tanto sufrimiento se debiera a procedimientos, teóricamente necesarios, y por el bien de la mayoría de nosotros. Algo que, más adelante se nos aclara.
No podemos negar que se trate de algo novedoso. Salvo que, una vez revelada la primera gran sorpresa y cuando ya han muerto tres de los muchachos, la película se descansa en mostrarnos una masacre, con monstruos arrasando contra los sádicos responsables del proyecto, en lo que parece, fuese su castigo. De esta manera, se ha pasado de la originalidad al chiste fácil.
Se juega mucho con el concepto, obviamente ficticio, de que los jóvenes fuésemos unos tontos, siempre predispuestos a abrir las puertas del espanto (es decir, a meternos en donde no nos llaman), y donde, según Sitterson, eso tiene que pagarse. Que es, en realidad, una excusa para él justificarse.
Ya cuando gran parte del argumento ha sido desvelado y cuando la intriga ha dado paso a la cacería, es que la película empieza a perder su encanto, sólo sostenido por la final aparición de quien dirige la compañía.
Pero en resumen, ¿es esta, en definitiva, una gran película? Sinceramente, lo dudo. Más me inclino a pensar, que con su guión hayan sido capaces de contarnos un relato distinto, explotando los códigos más comunes, de un modo nunca antes visto. Aunque, con una conclusión que se me hizo muy tirada de los pelos. Dudo que eso alcanzase para decir que esto sea de lo mejor en terror de este año. Es, sí, entretenida, diferente y para pasar el rato.

Mi puntaje: 6/10


To access the english version click here

sábado, 25 de agosto de 2012

"Molestando al vecino nuevo, en nombre de Dios"

Título: Henry Poole is here (El milagro de Henry Poole)
Año: 2008
Género: Comedia, Drama
Director: Mark Pellington
Guión: Albert Torres
Duración: 99min
Reparto: Luke Wilson, Radha Mitchell, Adriana Barraza, Morgan Lily, Rachel Seiferth, George Lopez, Cheryl Hines, Richard Benjamin
Produc.: Overture Films, Lakeshore Entertainment, Camelot Pictures

En El Milagro de Henry Poole, Henry (Luke Wilson) es un hombre, profundamente deprimido, que se niega a creer en que en la pared trasera de su casa haya podido aparecer la imagen de Cristo.
Henry, en su depresión, sólo desea abonar la compra de su nueva propiedad y que se lo deje sufrir en paz. De lo primero que sabemos es que algo malo le está pasando, pero no es hasta más adelante que descubrimos de qué se trata.
Un día, Henry se encuentra en el interior de su casa, cuando de pronto, al mirar por una ventana reconoce a Esperanza (Adriana Barraza), una vecina. Por algún motivo ella se halla en su jardín, frente a la pared trasera de su patio. De inmediato, Henry sale a buscarla, momento en el que se percata de que la mujer a cruzado al patio de al lado. Nosotros, que antes la habíamos visto persignarse, ahora comprobamos cómo ella habla por teléfono, alterada.
Henry entonces se acerca al muro que separa los jardines y en un tono muy tranquilo pregunta a Esperanza que hacía antes, detrás de su casa. Para responderle, la mujer lo invita a que la acompañe, a lo que, instantes más tarde, los tenemos a los dos, mirando detenidamente a una pared, en donde hay una mancha.
Esperanza contempla esta mancha con el mismo asombro de alguien que acabara de encontrar petróleo. Henry, por su parte, está seguro de estar viendo sólo mugre. Esperanza es una mujer muy creyente y en cambio Henry, un completo ateo. Para ella, lo que tiene ante sus ojos es el rostro de Jesucristo y un verdadero milagro, pero para Henry eso no es nada.
Hasta aquí, ambos puntos de vista son perfectamente respetables. Sin embargo, la situación se habrá complicado cuando Esperanza se pase de la raya.
Henry, que había querido que en su casa lo dejaran tranquilo, empieza a ser molestado por su vecina. Esperanza, empeñada en hacerle entender que lo que hay en su pared es una señal divina, una y otra vez, insiste en aparecerse. Primero vuelve a la casa con el Padre Salazar (George Lopez), y luego lo hace en varias ocasiones, con distintos vecinos. Todos ellos, necesitados de la ayuda del Todopoderoso.
Al mismo tiempo, Henry conoce a la joven Patience (rachel Seiferth), cajera del supermercado al que él  frecuenta, y a Dawn Stupek (Radha Mitchell) y su hija Millie (Morgan Lily), de quienes ahora es vecino de puerta. Las tres serán elementos importantes, que hagan avanzar la historia.
Una noche, Millie cruza al patio de Henry y toca la mancha. Al instante, la niña ha recuperado el habla, puesto que ella no pronunciaba palabra desde que su padre la abandonara. Por cierto que, ¿quién la había incentivado a ir a tocar la pared y a sabiendas de que a Henry eso no le gustaría? Esperanza Martínez. Ya, a estas alturas, parecería que el mundo estuviera conspirando en su contra.
Por si esto fuera poco, a Patience también se le da por tocar la pared, a lo que, de repente, la chica afirma haber, milagrosamente, recuperado su buena vista y ya no precisar anteojos. Para el pobre Henry ya todo esto es el colmo y trata de que todos le entiendan que esos “milagros” no son más que puras coincidencias. Hechos afortunados que han tenido que, casualmente ocurrir, justo cuando ambas acababan de tocar la pared.
Toda una comunidad de creyentes acaba convirtiendo a su patio en una especie de sitio sagrado y llenando la pared de ofrendas. Sin importar que se trate de una propiedad privada, todos aprovechan la oportunidad, sin que a ninguno se le ocurra considerar, que la libertad de uno termina en donde empieza la del otro. Esto es decir que si Henry quisiera, podría perfectamente denunciarlos a la policía.
En la película se llega a un punto en donde Esperanza insiste a Henry, sobre que él mismo toque este supuesto rostro de Jesucristo, para liberarse de su depresión. Henry entonces rechaza esta posibilidad, aún negándose a creerle. Pero ahora, con mayor dificultad, ya que queda claro que lo hace, más por miedo a lo desconocido, que por cualquier otra cosa. Estos tan llamados "milagros" que él ha presenciado, han empezado a dificultarle, cada vez más, mantener un escepticismo que, de todos modos, se rehúsa a dejar.
El milagro de Henry Poole no empieza de mal modo. Primero Henry conoce a Dawn y a Millie, y más tarde, surge el asunto religioso. Acá, la película ya tiene a un personaje principal con un buen conflicto, y cuya única negativa sería toda esa parte sentimental con sus vecinas Stupek, que puede que aburra un poco.
No obstante, lo que tenemos, al final, es más que nada un gran filme publicitario de la religión cristiana y en donde el director nos dice que, encontrando la fe es cómo podríamos liberarnos de todo nuestro sufrimiento, y Henry, también del suyo. Con personajes que intentan darnos las razones por las cuales, según ellos, es bueno y necesario creer en algo. Cuando lo correcto hubiera sido plantearnos la idea de la religión como sólo una posible alternativa y a elección de cada uno.
Acá no se quiere que uno lo piense y elija el camino que más le guste, sino que nos inclinemos por el camino de la fe. Se trata de un mensaje que, en gran medida, podría ofender a muchos.

Mi puntaje: 3/10

                
To access the english version click here

lunes, 13 de agosto de 2012

"Romper las tradiciones requiere valentía"

Título: Brave (Valiente)
Año: 2012
Género: Animación, Acción, Aventura, Comedia
Director: Mark Andrews, Brenda Chapman, Steve Purcell (co-director)
Guión: Brenda Chapman (historia), Mark Andrews, Steve Purcell, Brenda Chapman y Irene Mecchi (guión)
Duración: 100min
Reparto: Kelly Macdonald, Billy Connolly, Emma Thompson, Julie Walters, Robbie Coltrane, Kevin McKidd, Craig Ferguson, Steven Cree
Produc.: Walt Disney Pictures, Pixar Animation Studios
Presup.: $185 millones aprox.

En Valiente, Mérida en una princesa escocesa del clan DunBroch, que se niega a cumplir, estrictamente, con su rol en la tradición familiar. Una vez que ella decida cambiar esta situación, será cuando las cosas se le vuelvan, patas para arriba.
Esta nueva aventura, surgida de la colaboración entre Disney y Pixar, llega en un momento en el que, creo que, se hacía imprescindible, dada la sobre abundancia de secuelas. Pero, que no se me malinterprete. Salvo casos excepcionales, diría que no se ha dado, prácticamente nunca, que una animación de los grandes estudios llegara a decepcionar.        
Hoy es el caso de Valiente, que, por primera vez tiene como protagonista a un personaje femenino, desarrollándose, además, en la Alta Edad Media.
Mérida (Kelly Macdonald) es una joven adolescente, hija de Fergus (Billy Connolly), padre guerrero, y de Elinor (Emma Thompson), madre elegante y de buenos modales. De su padre ha heredado el espíritu para la acción y de su madre... aún está por verse.
Justo en este momento, Elinor está nerviosa, ya que los jefes de tres clanes vecinos están por llegar a su reino con sus hijos, los príncipes, para que estos compitan por la mano de Mérida. Elinor, lo que quiere, es que su hija se comporte, actúe con educación y acepte su destino, ya preestablecido.
A Mérida, obedecer a su madre se le hace difícil, ya que esa es una tradición que ella no comparte. Elinor se ha visto siempre a sí misma como una dama, educada y refinada. Incapaz de comer, usando las manos, sentarse encorvada o mancharse la ropa. Todo lo contrario, al modo de ser de su hija. La relación entre la una y la otra es de perros y gatos. Un vínculo con el que, seguramente, muchos se sientan identificados.
En un acto de rebeldía, y luego de que los príncipes se batieran en arquería, Mérida se presenta para competir por su propia mano. Según las reglas, los pretendientes deben ser primogénitos y ella también lo es. Se sobre entiende que esto no es válido, pero a Mérida, poco le importa. Furiosa, e impulsada por una madre rezongona, apunta a los tres blancos y acierta a los tres en el centro.
A estas alturas, para Mérida su madre se ha vuelto un ogro, y ella, una incomprendida. En un clímax temprano, en donde ambas discuten, Mérida rompe un tapiz, tejido por su madre, en el que ella y sus padres aparecían juntos, luego de lo cual huye a caballo hacia el bosque. Pronto, Mérida da con la cabaña de una anciana (Julie Walters), parte bruja y parte vendedora, y consigue hacerse con un hechizo prometedor. Con este podrá cambiar a su madre, su manera de pensar, con sólo darle a probar un pequeño pastel. Lo que la anciana, sin embargo, olvida mencionarle, es que este cambiaría también, su imagen física. No al tanto de esto, Mérida convierte a su madre en un oso, animal al que su padre había jurado venganza.
Los hechizos y las luchas por acabarlos, ya son algo muy visto. Tómese, por ejemplo, el caso de La Bella y la Bestia (1991). La diferencia aquí radica, en que este tipo de conflicto, entre madre e hija, es mucho más cercano y real para muchos.
Elinor y Mérida no quieren escucharse. Elinor cree ser ella la incomprendida y no entiende en que falló, cuando de hecho es su hija, la perjudicada. Lo triste es que tuvieran que llegar al punto, en que la madre acabara abandonando su condición humana y su capacidad de diálogo, para que ambas, finalmente se entendieran.
Hija y madre (ahora oso), salen del castillo para poner a Elinor a salvo de un marido, que desconoce del hechizo. Es a partir de ahí, en medio del bosque, que ambas se dan la chance de hacer un cambio radical en su relación, aunque sea obligadas por circunstancias extremas. Mérida es ahora la única que puede expresarse. Su madre sólo puede oírle o rugirle. Acá se hace muy gracioso ver como una Elinor que, peluda, de unos dos metros de alto y con patas, en vez de piernas, sigue manteniendo la misma conducta impecable de una perfecta señora, además de aún llevar consigo la corona.
A lo largo de la película, el humor, los enredos y algunos datos importantes sobre el pasado mismo del clan, son siempre acompañados por esta buena lección de convivencia, que dicta que por algo tenemos dos oídos y sólo una boca.
Pese a todo, tampoco es que, necesariamente, uno tuviera que ir al cine para darse por entendido sobre ciertas obviedades. La película sólo refuerza conceptos que ya todos conocíamos. Porque es algo desafortunado, pero real, que muchos padres, sin pretenderlo, cometan el error de querer decidir siempre por sus hijos. No permitiéndoles a ellos vivir sus vidas a su manera.

Mi puntaje: 6/10


To access the english version click here