lunes, 31 de octubre de 2011

"Tom Hanks en el mundo de los SMSs"

Título: Larry Crowne
Año: 2011
Género: Comedia, Drama, Romántica
Duración: 98min
Director: Tom Hanks
Guión: Tom Hanks, Nia Vardalos
Reparto: Tom Hanks, Julia Roberts, Gugu Mbatha–Raw
Produc.: Universal Pictures, Vendome Pictures, Playtone Productions
Presup.: $30 millones aprox.

En Larry Crowne, Larry (Tom Hanks) es un empleado de supermercado, que tras ser despedido, decide volver a la universidad.
Tom Hanks hace, con esta película, su segunda incursión tras las cámaras, en el rubro "largometrajes". Su anterior trabajo como director había sido allá por los años 90 con Esa Cosa que tu Hace, y es, muchos años más tarde, que decide, recién, volver a tomar las riendas de un proyecto, en el que se encarge él mismo, tanto de la producción, como de la puesta en escena, del guión y del rol protagónico.
Tratándose de uno de los artistas más talentosos de la industria, puede que resulte inesperado verlo en una comedia romántica que contiene, apenas, los ingredientes esenciales para hacer al film “vendible”, pero no por eso, potable. Un producto de esos de los que basta con verlos publicitados en la rambla, en donde aparezcan pósters con Hanks y Julia, para saber que, no solo los veremos juntos en la gran pantalla, sino que, además, van a terminar por enamorarse.
Larry Crowne, como todo, tiene sus aspectos positivos y sus aspectos negativos. Pero dejemos lo bueno y más destacable para el final, y centrémonos en lo deslucido.
No es errado decir, que esta cinta se ubica dentro de lo más flojo de Hanks. Aunque el problema no recae en la historia (que habla en parte de la superación personal y de la búsqueda de nuevos rumbos), sí recae en un argumento muy mal traducido en imágenes. Un guión que no es para nada original y unos personajes que son todo, menos interesantes. Casos del buen uso del lenguaje cinematográfico en el género romántico, pudieron verse en películas como Como si Fuera la Primera Vez o Sucedió una Noche. Por el contrario, en esta película todo funciona sólo, más o menos, decentemente, sosteniéndose con pinzas. Pero esto, sólo mientras atestiguamos las andanzas de Larry. Porque desde el momento en que las cámaras revelan a la Srita. Mercedes Tairot (Julia), un relato que ya estaba siendo muy mal contado, ahora encima se torna del todo aburrido y predecible.
Dando vuelta de hoja, Larry Crowne no deja de contener alguna que otra cosa característica destacable y, primero es lo primero: un buen mensaje. Generalmente decimos que el objetivo primario del cine es el de entretener. Empero, eso no quita que a veces sea factible brindar al espectador un lindo mensaje con el que irse de la sala. Algo que pueda retener en la cabeza y sobre lo cuál pueda, luego, meditar al respecto. En Larry Crowne se habla de la posibilidad de volver a empezar, del no pensar que porque ya no somos jóvenes, no podemos retroceder sobre nuestros pasos para tomar nuevas iniciativas. Se habla de la posibilidad de conocer a gente nueva, que tenga algo distinto que decirnos.
Lamentablemente, esto último está dentro de lo poco en lo que Larry Crowne, se permite no fallarnos.

Mi puntaje: 4/10 


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"Me quiere... No me quiere... Me quiere... No me quiere... Me quiere..."

Título: Crazy, stupid, love (Loco y Estúpido Amor)
Año: 2011
Género: Comedia, Drama, Romántica
Director: Glenn Ficarra, John Requa
Guión: Dan Fogelman
Duración: 118min
Reparto: Steve Carrell, Ryan Goslyn, Julian Moore, Emma Stone, Marisa Tomei, Kevin Bacon
Produc.: Carousel Productions
Presup.: $50 millones aprox.

Loco y estúpido amor empieza una noche, en la que Cal Weaver (Steve Carrell) y su esposa Emily (Julian Moore) están cenando en un restaurante y de pronto ella le dice que quiere divorciarse, momento a partir del cual, el mundo parece colapsar a ojos de Cal. Es entonces cuando este necesita, urgentemente, la ayuda de Jacob Palmer (Ryan Goslin), un joven mujeriego al que conocerá, luego en un bar, en donde Cal se halla ahogando sus penas.
La película toma como punto de partida a Cal, que viene a ser el hilo conductor que una a los tres actos. Sin embargo, el conflicto enfrentado por él no es más que un pretexto para llevar al espectador en el seguimiento de varias situaciones paralelas, que habrán, necesariamente, de confluir en algún momento.
Rápidamente, pasamos de Cal a Robbie (Jonah Bobo), algo que nos permite apreciar la temática que se nos cuenta, desde otro punto de vista, completamente distinto al de su padre. Robbie, al contrario de Cal, es apenas un preadolescente que acaba de iniciarse en esa nueva dimensión que se conoce como “sexualidad” y que no es nada fácil de manejar. Precisamente, su personaje se nos introduce cuando su niñera Jessica (Analeigh Tipton), abre la puerta de su dormitorio y accidentalmente lo pesca en pleno acto autocomplaciente. En seguida, Robbie trata de explicarse, pero uno debería entender que empeora las cosas, por declararle a Jessica que pensaba en ella mientras lo hacía. Cabe preguntarse si le servirá, realmente, de consuelo. Por si fuera poco, a lo largo de la película Robbie buscará expresarle su amor en numerosas ocasiones.
Pasemos ahora, a otro personaje, cuya importancia es crucial en la resolución del conflicto. Se trata de Jacob, muchacho atractivo y elegante, que dedica sus noche de soltería a conquistar chicas lindas en los pubs, para acostarse con ellas. Jacob viste siempre de camisa y corbata, es dueño de un cuerpo que (como luego se dice en la propia película) parece photoshopeado y domina el arte de la seducción, a las mil maravillas. Salvo que, en una de esas oportunidades en que se encuentra en plena faena, de repente escucha a lo lejos los lamentos de un hombre, que no van dirigidos a nadie y decide darle una mano. Tiempo más tarde, la relación entre Jacob y Cal habrá ido evolucionando, al mismo tiempo que se desarrolla otro vínculo, muy complicado, entre Jacob y Hanna (Emma Stone). Al final se habrán dado una serie de enredados, y así, el modo en que se aten todos los cabos sueltos.
Pero yendo ahora un poco a la raíz del asunto, Loco y estúpido amor es de esos filmes cuyo contenido posee varias capas, no quedándose, solamente, en lo anecdótico. Aquí se abarcan cuestiones que han hecho reflexionar, ya, a unos cuantos. Un hombre amable e inteligente, pero a quien su esposa le acaba de pedir el divorcio. ¿Pero porqué? ¿En qué falló, cómo marido? Un preadolescente enamorado de una chica, que es unos cuántos años mayor. ¿Tiene, la diferencia de edad, que ser, necesariamente, una limitante? Un joven de impecable figura, que ha optado por una vida de Playboy en lugar de una relación estable. ¿Será que le teme a las relaciones serias?
Loco y estúpido amor es una cinta interesante, desde un principio, pero a la que, tal vez, le falte mayor ritmo. Con todo, al acercarse hacia su final, con ese giro en el que todo confluye, uno puede sentirse más aliviado. Luego, bueno, el guionista quizás perdió la inspiración y por eso eligió calcar a otros tres mil quinientos cierres felices, de los que sacan sonrisas al público.

Mi puntaje: 7/10


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