lunes, 11 de agosto de 2014

"Los errores ocurren. Pero familia es la que te ama y te cría"

Título: Le fils de L'autre (El otro hijo)
Año: 2012
Género: Drama
Director: Lorraine Lévy
Guión: Noam Fitoussi (idea original), Lorraine Lévy y Nathalie Saugeon (guión)
Duración: 105min
Reparto: Emmanuelle Devos, Pascal Elbé, Jules Sitruk, Mehdi Dehbi, Areen Omari, Khalifa Natour, Mahmud Shalaby, Ezra Dagan
Produc.: Rapsodie Production, Cité Films, France 3 Cinéma, Madeleine Films, Solo Films, Orange Cinéma Séries, France Télévision, Useful Production, Hoche Artois Images
Presup.: $2.700.000 millones apróx.

A punto de cumplir los 18, Joseph Silberg (Jules Sitruk) se hace los exámenes de rutina, buscando ser admitido por las Fuerzas de Defensa Israelíes. Los resultados son recibidos por Orith (Emmanuelle Devos), su madre, quien se percata de que hay algo que no le cierra. El grupo sanguíneo de su hijo no parece coincidir ni con el suyo ni con el de su marido, por lo que decide averiguar qué es lo que pasa, de hecho, temiendo saberlo. 
El momento de la verdad se presenta cuando los Silberg, junto a otro matrimonio, los Al Bezaaz, son recibidos por el actual director del hospital, en donde Orith y Leila (Areen Omari) dieran a luz, y para que desafortunadamente les confirmen lo peor. En aquel lejano día, los recién nacidos Joseph y Yacine (Mehdi Dehbi) habían sido rápidamente trasladados a un refugio, ante un bombardeo, para que luego, con todo el alboroto, fueran entregados a madres equivocadas. 
Quitada la duda, (y con fotos de los chicos, habiendo sido intercambiadas en el medio), muy diplomáticamente se les ofrece una disculpa, pero dicho lo dicho, el daño ya está hecho. 
Si tuviéramos que definir circunstancias de la vida que estén dentro de lo completamente inesperado y difícil de soportar, creo que lo vivido por los Silberg y los Al Bezaaz calificaría. Si ya es de por sí difícil aprender a ser padre, o tener que decidirse, por ejemplo, a adoptar, que tras 18 años te enteres de que tu hijo biológico ha sido criado por otros y de que has estado criando al suyo, debe de ser un hallazgo terrible. 
El otro hijo nos habla de qué tan difícil puede llegar a ser asimilar esta situación, tanto desde el punto de vista de los padres, como de los hijos o de los hermanos. Si como padre viviste momentos de padre e hijo, lo hiciste con la persona que, en principio y biológicamente hablando, no te correspondía. Si lo tuviste en tu vientre, es muy triste saber que quien te dijera “mamá” por primera vez no era el mismo niño. Pero pasando de todo esto, si como hijo te criaste en una cultura, idioma y maneras de pensar determinadas, quizás sea todavía más difícil asimilarlo, cuando tus verdaderos padres fueran de otra distinta, y probablemente más costase interiorizarlo siendo adolescente. A no ser que uno hubiera madurado rápido y tuviera otro entendimiento. 
De todas maneras, lo anterior iría en realidad unido a todo un paquete de emociones, que estarían dentro de lo lógico y esperable. Esta película, sin embargo, vas más allá de este planteo, dado el espacio geográfico en el que acontece. 
De la mano de lo que se nos cuenta ha estado también el mostrarnos un poco la situación político-social y cultural, de estos israelíes y palestinos que hoy se enfrentan. Viendo yo la película, y con todo el respeto que se merecen estas culturas, igual no pude evitar sentirme agradecido por haber nacido en el Río en el Plata. 
Podrán decirse muchas cosas de los uruguayos. Que somos racistas, que somos esto o que somos aquello… pero creo que, de ninguna manera somos tan culturalmente cerrados como esta gente, lo cual es un privilegio. Y se sobre entiende que, cuánto más abierta es una cultura, más probable es que uno esté menos adherido a ciertas pautas de las que te rigen la convivencia. 
En El otro hijo, ya el punto de partida es un error humano ocurrido durante un “horror humano”, es decir, la guerra. Un conflicto que, con sus vaivenes, lleva sucediendo durante décadas y del que acá se habla desde, en una pequeña discusión entre los padres, hasta cuando se nos muestra el cruce de fronteras y un sector de la Barrera de Cisjordania. 
Lo otro que se pone en evidencia es lo terrible que sería algo así en el Oriente Medio. Quiero decir que, de ocurrir entre una familia uruguaya y otra argentina, fuera del obvio shock, no habría un cambio cultural tan grande. Inversamente, el marco religioso que rodea a Joseph y a Yacine es muy estricto. Al punto de que a algunos les es difícil concentrarse en ayudarlos a sentirse bien, por encima de lo que elijan o no creer, de acuerdo con sus, ahora, verdaderas raíces. 
Para mi gusto, primero debería ir el bienestar del individuo como persona y, recién después, nuestro creer espiritual. A no ser que su mismo bienestar estuviese vinculado con su propia espiritualidad.
Acá, hablando con un rabino ante su crisis de identidad, Joseph Silberg va en busca de una guía. Aunque, más que nada, queriendo que le digan que todo está bien y que puede seguir igual, por su camino recorrido, por su arraigo al judaísmo y por sus actitudes hacia la causa. No obstante, más atento a sus reglas milenarias, este anciano elige explicarle como es que se es o no judío, asustándolo aún más, en lugar de mostrarle empatía y decirle algo como “No te preocupes. Hoy no se trata de Dios, sino de ti”. Quiero suponer que, para el creyente no fundamentalista, la persona es más valiosa que sus creencias, en donde este parece no ser el caso.
El otro hijo habla entonces, de todo esto. Nos describe, brevemente, las derivaciones políticas y geográficas de esta guerra, mientras profundiza en una situación crítica e irreversible, tristemente, consecuencia directa del enfrentamiento. Situación que, si nos pasara, podríamos estar mucho tiempo preguntándonos porqué a nosotros. Luego, si fuésemos israelíes o palestinos, agradeceríamos al menos que nuestros niños, pese al error, pudieran sobrevivir al día en que nacieron.
Los padres, por otro lado, creo que vale la pena decir que serán siempre  aquellos que te críaron y te amaron, y a quienes hayas llamado papá y mamá desde un principio. Lo que luego, puedo pasar en el futuro se analiza en el momento. Pero la que te sustentó seguirá siendo tu familia.

Mi puntaje: 7/10


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