lunes, 28 de enero de 2013

"Nueva casa, nueva familia... viejos recursos"

Título: Paranormal Activity 4 (Actividad Paranormal 4)
Año: 2012
Género: Terror
Director: Henry Joost, Ariel Schulman
Guión: Christopher B. Landon (escrita por), Chad Feehan (escrita por) y Oren Peli (personajes)
Duración: 88min
Reparto: Kathryn Newton, Matt Shively, Katie Featherston, Bradley Allen, Aiden Lovekamp, Alexandra Lee, Stephen Dunham 
Produc.: Room 101
Presup.: $5 millones apróx. 

En Actividad Paranormal 4, cinco años después de los sucesos de la segunda parte, Katie y Hunter (ahora Robbie) se han mudado a otra casa. Serán sus vecinos de enfrente quienes empiecen a sentir una extraña presencia. 
El género del terror es el que más sufre, y de fea manera, por culpa de la ambición de los productores. 
Si pensáramos en la animación, con cada nueva entrega difícilmente un espectador se tomara el trabajo de cuestionarla, ya sea por su tendencia a ir mejor encaminadas, o porque acá no existe tanto prejuicio. 
Volvamos, entonces, de vuelta al otro género, y veamos qué es lo que pasa, en las mismas circunstancias. Podría decirse que con este cine se cumple, casi siempre, una misma regla: si la primera dio resultado, la fórmula ha de repetirse hasta el agote. 
Precisamente, Actividad Paranormal 4 es un ejemplo de exprimir (alargar) una franquicia, hasta que ya no tuviera sentido, pero porque los números alcanzados satisfacían. 
Tuvimos primero a Katie (Katie Featherston) y a Micah, y sus problemas con los demonios. 
Tuvimos luego, y para no repetir, a Kristi y a su marido.
Desgastado el presente, se recurriría, entonces, al pasado. A los hechos ocurridos durante la infancia de Katie y Kristi. Con un costo de producción muy bajo y más de 200 millones en ingresos, era de saberse que este tampoco sería el cierre. 
Y aquí, el asunto. Quien creyera que tres filmes ya habrían consumido las opciones, seguramente no había imaginado el plan B. 
AP 2 (2010) acababa con una Katie poseída, secuestrando a Hunter, su sobrino bebé, para desaparecer, supuestamente, para siempre. En base a eso se nos sorprendería más tarde en AP 4, con su retorno, en una nueva casa, y en el caso del Hunter, con una nueva identidad: su nombre, Robbie. Tía y sobrino no son ahora más que títeres de un ser maligno, y sus vecinos de enfrente, la presa perfecta. Así, cuando de pronto Katie es llevada por la emergencia, será que estos vecinos sean los únicos, para Robbie, con quienes quedarse. 
El rol protagónico en AP 4 pasa a recaer en adolescentes. Esta vez Alex (Kathryn Newton), la hija mayor de Holly (Alexandra Lee) y Doug (Stephen Dunham), y su amigo Ben (Matt Shively), son quienes perciben que algo anda mal. También cambia, en cierta forma, el modo en que vemos lo que ocurre, ya que toda la película es vista desde las webcams de esta familia. 
Cuando una noche, la computadora de Ben, en grabado automático (y sin él, saberlo), guarda lo registrado por la cámara de su amiga, pronto tienen material para divertirse… o asustarse. Es que ver a Robbie meterse en el cuarto de Alex, mientras ella duerme, no puede ser menos que inquietante. 
Wyatt (Aiden Lovekamp) y el visitante crean un vínculo tenebroso, volviéndose el primero tan extraño como el segundo. Por otra parte, ruidos y cosas que se mueven sin contacto humano, se hacen presentes en varias partes de la casa. Como en todas, en AP 4 se trabaja mucho con el suspenso prologado, que antecede a cada evento, aunque esta vez, sin los mismos resultados. Los intentos de asustarnos son en vano, porque todo es ya, muy predecible. 
La idea de la tía y su sobrino, reubicados, es tan rebuscada, que se hace difícil tomarla en serio. Encima, al niño lo vemos con otro nombre, cosa que no tiene ningún sentido.

Mi puntaje: 3/10


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