lunes, 9 de abril de 2012

"Amor criminal"

Título: Double Indemnity (Pacto de Sangre)
Año: 1944
Género: Crimen, Film-Noir, Thriller
Director: Billy Wilder
Guión: Billy Wilder, Raymond Chandler (escrita por), James M. Cain (basada en su novela)
Duración: 107min
Reparto: Fred MacMurray, Barbara Stanwyck, Edward G. Robinson, Porter Hall, Jean Heather, Tom Powers
Produc.: Paramount Pictures
Presup.: $927.262 mil dólares

En Pacto de Sangre, Walter Neff (Fred MacMurray) es un vendedor de seguros que se cruza con Phyllis Dietrichson (Barbara Stanwyck), cuando él iba por su casa a ver a su marido, quien es su cliente. Pronto ambos inician un romance, al tiempo que se unen para matar al Sr. Dietrichson, hacer que parezca un accidente (Tom Powers) y quedarse con el dinero de la póliza.
De vez en cuando me gusta recurrir al viejo cine. Me parece que, si bien el nuevo Hollywood tiene mucho que ofrecernos, el período clásico también tuvo lo suyo y aún lo tiene. Hay historias que, sencillamente, no sufren el paso de los años y Pacto de Sangre de Billy Wilder es una de ellas.
            Wilder dirige aquí una trama que empieza por el final y que es luego contada a modo de un gigantesco flashback. Pero antes de saltar hacia el principio, el propio responsable, sentado tras un escritorio, ya nos está revelando (confesándoselo a una grabadora) cómo ha acabado el asunto. Se trata de un escenario del que aún no sabemos nada, salvo que este hombre es un asesino. Conforme la película vaya avanzando, la imagen de Walter y su grabadora será incluida, de tanto en tanto, en vueltas muy breves al presente, pero que en seguida retoman el pasado.
            Curiosamente, la primera película clásica que recuerdo haber visto pertenecía a la filmografía de este mismo director, en esa ocasión El Crepúsculo de los Dioses, algo posterior (1950). En ella también se partía de un crimen, y también, uno de los involucrados en este era el encargado de contarnos lo acontecido. Salvo que, esa vez, el vínculo entre narrador y transgresión era un tanto diferente.
            Tanto en una como en la otra, Wilder ha sabido demostrar buen dominio del arte narrativo, logrando algo que en principio podría sonar muy obvio, pero que en realidad no lo es para nada. No cualquier posee la capacidad de describir con inteligencia, los hechos que conducen a un asesinato, con el espectador ya, a medias, al tanto del final, y que, pese a eso, uno quiera seguir mirando.
            Pacto de Sangre parte del plan que Phyllis y Walter construyen y, luego, ponen en práctica, con la ilusión (¿ingenua, tal vez?) de haber cometido el crimen perfecto. Y es que un acto de estas características implica muchísimos factores, pero sobre todo tener bien claro el cómo se quiere asesinar, en qué lugar y en qué circunstancias, para salir completamente limpios. Walter es mostrado como un tipo meticuloso y quien tiene todas las de ganar, teniendo como aliada a una mujer que lo ama, lo escucha y lo obedece sin dubitar y con confianza. Este parecería ser un verdadero lujo de oportunidad, con la excepción de que Walter es un vendedor con facilidad de palabras, no un criminal con experiencia. Bastaría entonces, con un único error de cálculos, para que todo lo planeado se viniera a pique.
            En esta incursión de Wilder dentro del género crimen/film-noir, el director trabaja con el hecho de que, aun desde fuera de la película, el espectador es, al final de cuentas, el único testigo absoluto. Además, junto a los propios responsables, uno está también presenciando todo el proceso de investigación, atendiendo a cómo los ejecutivos de la aseguradora Pacific All Risk se esfuerzan por descubrir lo que nosotros ya sabemos.

Mi puntaje: 6/10


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