lunes, 22 de julio de 2013

"Misma historia. Distinto agresor"

Título: También la lluvia
Año: 2010
Género: Drama, Histórico
Director: Icíar Bollaín
Guión: Paul Laverty
Duración: 103min
Reparto: Luis Tosar, Gael García Bernal, Juan Carlos Aduviri, Karra Elejalde, Raúl Arévalo, Carlos Santos, Cassandra Ciangherotti, Milena Soliz, Daniel Currás, Vicente Romero
Produc.: AXN, Alebrije Cine y Video, Canal+ España, Canal+, Consellería de Cultura e Turismo, Eurimages, Haut et Court, Instituto de Crédito Oficial (ICO), Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), Londra Films P&D, Mandarin Films, Morena Films, Natixis Coficiné, También la lluvia, Televisión Española (TVE), Vaca Films
Presup.: €5 millones aprox. 

En También la lluvia, Costa (Luis Tosar) y Sebastián (Gael García Bernal) son un productor y un director, que llevan el rodaje de un filme histórico a la caótica ciudad de Cochabamba.
Costa y Sebastián, a punto de iniciar un proceso de casting, se encuentran con que la concurrencia ha sido exagerada. Costa entonces sugiere al director que haga allí mismo una preselección y quienes no sean elegidos serán devueltos a sus hogares. Sebastián va así descartando candidatos, hasta que se topa con Daniel (Juan Carlos Aduviri), un individuo que le reclama su derecho y el de todos los presentes, a ser vistos, como está puesto en la hoja del llamado. Sebastián, muy a pesar de lo que opina el productor, decide seguir el plan original.
Ya en la escena siguiente, productor y director ven el video de Daniel, ese pequeño pero explosivo sujeto que gusta a Sebastián, aunque no, a Costa, quien prevé problemas. Costa, no obstante, no logra disuadirlo de que no lo escoja como Hatuey, el jefe taíno.
La película, desde acá, maneja un interesante paralelismo, entre la situación aborigen, durante la conquista, y la de los actuales pobladores de Cochabamba. A fines del siglo XV los habitantes del nuevo continente habían sido violentados por su oro, y hoy (año 2000) sucede lo mismo en esta ciudad, aunque en menor escala, con la “Guerra del Agua”. Las circunstancias ahora han sustituido a los colonos por una multinacional extranjera, además de que no sea por el oro, sino por la privatización de algo más importante. Al paralelismo entonces lo comprende la similitud de escenarios, en donde una raza es siempre agredida, cambiando sólo el recurso disputado.
Colón, en su momento, había desembarcado para actuar a placer, sin ningún respeto por los sometidos, y hoy aquí, ocurre algo parecido. El propio Costa en un descuido y subestimando a Daniel, cuenta en inglés, a un inversor, sobre las miseria que se les paga, como resaltando de esta gente, su ignorancia. Costa desconoce que Daniel, a quien tiene cerca, entiende el idioma, si bien, Igual, ya habrá ocasión para disculparse.
En materia de denuncias sociales nadie se salva. Acá no existe tratar ciertos aspectos y dejar otros por fuera. Tomando una visita de los cabezas del equipo, al presidente de Bolivia, escuchamos una de las mejores conversaciones de la película. Lo que, con este intercambio, más que evidenciarse, se nos recalca, es que, por más que estos realizadores quieran creer que no hay nada malo en su obrar, haciendo su arte y contando su cuento, en realidad ellos tampoco son angelitos. Costa, hablando escenas antes con el inversor, es una referencia perfecta. Que sería lo mismo que apuntar a que allí se le puede sacar provecho a esa gente, sin demasiadas complicaciones. Por suerte, aún oyendo sus palabras, ya veremos luego su lado más sincero y bondadoso, ayudando a la hija de Daniel, en un final conmovedor y dramático.
Algo completamente distinto es lo que ocurre con su anfitrión. Este político, corrupto y racista, no piensa ceder ante unos manifestantes, según él, incapaces de razonar, entre otras cosas, por ser analfabetos, como si eso sirviese de excusa.
Pero más allá de las denuncias, este es un largo del tipo “cine dentro del cine”. Una película que nos muestra cómo es que se crea, justamente, una película. En donde el actor ha de ensayar sus líneas y en donde el tiempo y el plan de rodaje son tan valiosos como el oro para los españoles, o como el agua para los bolivianos. O en donde la falta de comunicación puede resultar en actrices disgustadas, como aquí sucede, y por consiguiente, en escenas inacabadas.
Por todo esto También la lluvia debería interesar a realizadores y a quienes se preparan para serlo, por su abarque del detrás de cámaras, y en donde nunca, nada es soplar y hacer botellas.
Asimismo, creo que es una buena opción para conocer otro capítulo de la historia, si a uno le van los hechos de la conquista.

Mi puntaje: 7/10


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