Título: Shoot
‘Em Up (Matar o morir)
Año: 2007
Género: Acción,
Comedia, Crimen
Director:
Michael Davis
Guión: Michael
Davis
Duración: 86min
Reparto:
Clive Owen, Paul Giamatti, Monica Bellucci, Stephen McHattie
Produc.:
New Line Cinema, Angry Films
Presup.:
$39 millones aprox.
En Matar o morir, Smith (Clive Owen) es un misterioso y solitario pistolero quien, sin quererlo, se ve intentando desbaratar una conspiración en el gobierno.
Smith
está tranquilo. Disfruta de uno de sus pocos placeres, comer zanahoria,
mientras descansa en un banco en la vereda.
De
pronto, Smith se ve enfrentando un panorama poco usual. Una joven embarazada (Ramona Pringle) aparece
corriendo, muy agitada y sigue de largo hacia un callejón. Cualquiera que la viere
no habría dudado en ayudarla. Esto, sin embargo, no parece afectar a este
hombre, que no da señales de ir a hacer algo. No hasta no ver que la dama es
perseguida por alguien armado y con cara de pocos amigos. Ahí recién, es que
hace cambiar sus prioridades. Pero no, sin antes darle un mordisco a su
alimento vitamínico.
Smith
sigue a víctima y atacante al callejón, aún cuando él mismo se encuentra desarmado.
Segundos más tarde, el delincuente ya tiene a la joven en la mira, a punto de
liquidarla, instante en el que aparece Smith. En medio
de una balacera, Smith se las ingenia para llevar adelante un trabajo de parto,
tras el cual enseña a la madre un rincón que el cree seguro, pero no lo es, para ella y para su hijo. Mientras tanto, él
seguirá procurando salvarles a ambos el pellejo.
La
escena inicial nos muestra a este buen ciudadano, poniéndolo de primera, entre
la espada y la pared. El resultado acaba siendo la feroz persecución entre un
hombre y un batallón de asesinos a sueldo, todos ellos liderados por el temible
Hertz (Paul Giamatti), quien, si no te quiere, te lo dice, pero con el gatillo.
Hay
mucha acción y muchos tiros. Y un sujeto tan genial, que hasta se hace con un
arma ajena para su beneficio. Luego, para terminar con la
primera escena adrenalínica no podía faltar el espectacular salto desde una terraza, hasta un apartamento, que Smith hace con el pequeño en brazos. Es de esas circunstancias en las que sólo faltaría que el malo gritara algo como:
“¡me vengaré!”, pero que, por suerte, no pasa.
A
medida que la trama avanza, el pasado de Smith no es, necesariamente, demasiado
importante, aunque sí conocemos algunos detalles desmotivantes.
Acá
lo que tenemos es a un tipo que se ha metido en donde no debía, pero quien, casualmente
posee amplio conocimiento del uso y anatomía de las armas de fuego, técnicas de
combate o vías de escape. Por qué, no decirlo: una suerte de MacGyver. Y todo
por querer salvar a un recién nacido, que al final, sí, se ha quedado huérfano.
Partiendo
de esta premisa es que fluye todo el resto, en donde cada situación es una
constante de disparar y recibir disparos, y en donde sin importar, que sean decenas
de asesinos contra uno solo, nuestro héroe es siempre quien sale con las de salir
victorioso.
Debe
destacársele al director, el que todas las escenas funcionaran a base de tiros,
con metralletas o pistolas, y sin recurrir a otros elementos. Conjuntamente,
Davis lleva a su héroe al extremo, pero sin hacer el ridículo. El que, sí,
fuera, por ejemplo, el caso del Darius Stone de XXX 2, quien hacía andar un vehículo sin llantas sobre una vía de
tren, lo cual ya era un exceso.
Con esto lo que estoy diciendo es que es sabido que un director pueda, y muchas veces
“deba” tomarse ciertas libertades para con sus personajes, aunque siempre,
considerando que “tiene”, también, que haber un límite marcado.
Davis
no se olvida tampoco, del componente femenino. Donna Quintano (Monica Bellucci) es una
prostituta que acaba siendo el único apoyo de Smith y que permite que haya un
componente erótico y romántico.
Matar
o morir es acción y balazos, de principio a fin. Es, el bueno contra el malo.
Ambos construidos bajo los típicos estereotipos, pero acá, contando con el
buen toque de Michael Davis. Quien, si bien no descubrió la pólvora,
ciertamente, supo usarla.
Mi
puntaje: 5/10