Título: Chronicle (Poder sin Límites)
Año: 2012
Género: Drama, C. Ficción, Thriller
Director: Josh Trank
Guión: Max Landis (escrito por), Max Landis y Josh Trank (historia)
Duración: 84min
Reparto: Dane DeHaan, Alex Russell, Michael B. Jordan, Michael Kelly, Ashley Hinshaw
Produc.: Davis Entertainment, Adam Schroeder Productions, Film Afrika Worldwide
Presup.: $12 millones aprox.
En Poder sin Límites, tres amigos se ven expuestos a una extraña sustancia que
encuentran en un bosque. A partir de ese momento empezarán a experimentar el
poder de la telequinesis.
Andrew Detmer (Dane DeHann) y Matt Garetty (Alex Russell) son primos. Sin embargo,
la relación de íntima amistad que mantenían en su infancia, ya no existe. Andrew, por su parte, es un joven tímido, nada popular y quien consigue sentirse cómodo en
una fiesta al llevar consigo una cámara de video, la cual, también, le trae problemas.
Andrew termina saliendo de la fiesta, golpeado y sentándose a la intemperie.
Pronto, otro
muchacho, su nombre Steve Montgomery (Michael B. Jordan), se acerca a Andrew por un favor. Él y Matt han descubierto algo y quieren que Andrew lo registre.
Andrew sigue a Steve hasta el lugar de los hechos, el cual podría describirse
como un curioso agujero en la tierra. Dentro de este, hallan algo
inexplicable, una sustancia nunca antes vista, que hace ruidos muy agudos y emite colores,
y que los dota de un poder que es, quizás, demasiado grande como para que puedan controlarlo. Luego, ambos primos experimentan juntos, acortando nuevamente las distancias.
Poder sin Límites es una de las primeras
novedades del 2012, en la línea de El
Proyecto Blair Witch (1999), Trollhunter
(2010), Actividad Paranormal (2007)
o Fenómeno Siniestro (2011), en un
momento en el que el subgénero de películas de tipo “falso documental” o
“material encontrado” se ha convertido en la nueva moda.
Acá tenemos,
obviamente, al típico chico que carga con su cámara para todos lados y sin
importar lo que ocurra, lo cual sirve de excusa para que podamos apreciar, casi que, de primera mano, todo lo que pasa. La mayor de las diferencias que presenta respecto
a productos similares es que, mientras en Fenómeno Siniestro o El Proyecto Blair Witch estábamos expectantes a la aparición de fantasmas,
monstruos o demonios, el centro de interés en este caso son los propios protagonistas, de quienes estamos siempre esperando
que muevan o rompan alguna cosa, o hagan algo que nos sorprenda. Cada escena
es otra ocasión para ir descubriendo que tan lejos pueden llegar, desde
divertirse haciendo travesuras inofensivas, hasta cometer errores casi fatales. Esto
último, que conduce a Matt a ver necesario establecer ciertas normas.
Es
muy posible que algunos le vean cierto parecido con Carrie (1976) de Brian De Palma. Sobre esto, sólo puedo decir que Poder sin Límites dista mucho de ser una copia del clásico de los 70s, ya
sea por su punto de partido, que es otro completamente distinto, o por
el enfoque dado a sus personajes, de la mano del tipo de puesta en escena.
De tanto en
tanto, las distintas circunstancias paranormales son puestas a un lado para que se aborde la complicada
situación familiar de Matt. El chico vive bajo el mismo techo que su madre
enferma, quien está siempre en cama, y que su discapacitado padre ex bombero, un
hombre aterrado por la enfermedad de su esposa y que sólo sabe expresarse mediante la reprimenda.
La película
nos va llevando a través de ese universo repleto de posibilidades, que implica el
poder manipular los objetos, casi sin importar, la cantidad o los tamaños y sin
tener que mover un solo dedo. Desde jugar con las piezas de un Lego, hasta arrastrar
un auto, o incluso volar a lo Peter Pan, por entre las nubes. Empero, algo que
estos muchachos nunca deberían de haber olvidado es de la enorme
responsabilidad que significa contar con algo tan descomunal. Porque Matt es un
tipo inteligente y lúcido, lo mismo podemos decir de Steve, pero no, de Andrew.
Andrew no es
un mal muchacho ni tiene malos sentimientos, pero ni el mayor de los poderes ha
podido evadirlo del peso de una madre que agoniza, o de un padre que sólo sabe
gritarle o cuestionar lo que él hace y con quién anda.
Afortunadamente,
en Poder sin Límites han sido
capaces de ofrecernos un concepto que fuera más allá del volar y mover cosas. Se aborda la problemática de
un muchacho que, incapaz de detenerse a razonar,
se ve obligado a ir al extremo, para desconfiar de todos, verlos como enemigos y sentir que deben ser castigados. Andrew acaba
convirtiéndose en una suerte de Carrie,
en versión masculina, sólo que sus posibilidades de acción y destrucción, son
mucho mayores y más catastróficas.
Con las
andanzas de estos muchachos se nos va revelando cómo cada
uno disfruta de su capacidad sobre humana, para que luego veamos, sobre el
cierre, el verdadero despliegue de efectos visuales. Ahí es donde la acción
inunda la pantalla, con extras, vehículos y vidrios volando por todas partes,
por culpa de un chico perturbado. Todo lo que vemos constituye la sumatoria de un trabajo de pirotecnia, amplio
uso del croma (pantalla verde) y una gran variedad de añadidos digitales.
En este mismo cierre es donde la película pierde parte importante de su
dimensión dramática, para que todo se convierta en algo meramente
entretenido, similar al combate entre súper héroes y villanos. Fuera de eso,
esta nueva sucesora del El Proyecto Blair Witch vale, ciertamente, la pena, y no es, una mas del montón.
Mi puntaje:
7/10
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