jueves, 11 de julio de 2013

"En esta terapia no sólo se habla..."

Título: The Sessions (Las Sesiones)
Año: 2012
Género: Comedia, Drama, Romántica
Director: Ben Lewis
Guión: Ben Lewis (escrito por), Mark O`Brien (basada en su artículo: "On Seeing a Sex Surrogate")
Duración: 95min
Reparto: John Hawkes, Helen Hunt, William H. Macy, Moon Bloodgood, Annika Marks, Robin Weigert
Produc.: Fox Searchlight Pictures, Such Much Films, Rhino Films
Presup:: $1 millón apróx.

En Las Sesiones, Mark (John Hawkes) es un tetrapléjico, enfermo de polio, que decide contratar los servicios de una sustituta sexual para dejar de ser virgen.
Ben Lewis escribió y dirigió esta adaptación del ensayo “On Seeing a Sex Surrogate”, del propio Mark O`Brien, al sentirse cautivado por la experiencia descrita, luego de que él mismo hubiera sobrevivido a la misma enfermedad.
Cuando de niño contrajo polio, la expectativa de vida que le dieron fue de muy pocos meses. 38 años más tarde Mark ya había, sin embargo, vencido ese pronóstico. 
Mark O´Brien, descrito en el filme como simpático y optimista, se las había ingeniado para ser poeta y periodista, aún estando paralizado del cuello hacia abajo. A diferencia de lo que muchos pudieran pensar, incluso dependiendo de cuidados constantes y de un pulmón artificial, él no era de la idea de auto eliminarse. 
Un día en que él y Amanda (Annika Marks), su nueva cuidadora, iban juntos a una tienda, allí mismo le pidió matrimonio, propuesta que ella rechazó. Aunque se atreviera a preguntar, él ya sabía que nadie tomaba a tetrapléjicos como pareja, y que, de la misma manera, tampoco se acostarían con uno. Consciente de esto, de su estado y de que sus días, probablemente estuvieran contados, Mark pensó en que al menos le gustaría perder su virginidad. Enterado ahora de la existencia de sustitutas sexuales, lo que le restaba resolver era el tema moral. 
Nacido en una familia católica, Mark creía en la palabra del Señor, según la cual tener relaciones previo al altar era pecado. Pese a todo, dado su estado, él no veía que alguien pudiera quererlo como marido. Entonces, si quería hacerlo tendría primero que hablarlo con alguien idóneo en la materia. Él así conocería al Padre Brendan (William H. Macy).
Como bien señala la película, Mark había sabido tener una actitud y un sentido del humor, quizás, no muy esperable, de alguien dependiente de un pulmón de acero. Un hombre a quien la propia Amanda llegara a revelarle, cuánto ella lo quería y cuánto él, la hacía reír, porque esos eran los sentimientos que él despertaba en la gente. O también, capaz de enamorar a Susan (Robin Weigert), una voluntaria de un hospital, cuando creía que, desde su posición, no era un posible candidato. 
Tal como lo indica el título vemos las sesiones que mantienen Mark y su terapeuta Cheryl (Helen Hunt), razón por la que hay, sí, un mínimo de erotismo, aunque, más sugerido, que otra cosa. En realidad, a diferencia del cine verdaderamente erótico o pornográfico, acá el director no busca más que enseñarnos la perspectiva del discapacitado. 
Empero, el director tampoco deja pasar la oportunidad de criticar sutilmente a la iglesia. ¿Así que el sexo prematrimonial es pecado?, nos dice Lewis. Muy bien, pero, ¿qué pasa con aquellos que, por razones de fuerza mayor, nunca van a poder casarse? ¿Les negará Dios, entonces, la posibilidad de tener relaciones? 
Si bien, se trata de un drama, cada vez que Mark habla con alguno de sus co-protagonistas, puede notarse cierto tono de comedia. Uno los mejores ejemplos es cuando Mark pide a Brendan el visto bueno sobre recurrir a una sustituta. Creo que es inevitable ver como gracioso a ese Brendan que, indeciso, hace una pausa, mira a la cruz de la parroquia y luego le responder que, a él Dios va a tener que concederle un pase libre. 
Luego, cuando Mark se inicia en su actividad sexual semanal, cada cita con Cheryl pasa a convertirse en un nuevo cuento y con lujos de detalles, que narrarle a Brendan, y resulta divertido oírlo hablar de sus momentos más íntimos.
Ben Lewis claramente pretende separar a la religión del sexo, con un Mark deseoso de acostarse con una mujer y cuyas ganas de hacerlo nada tienen que ver con divinidad alguna. Creencias o no creencias de por medio, lo que él quiere es disfrutar de un goce único, que sólo puede hacerse de a dos personas. Sería triste pensar que, la única manera de acceder a ello, sin ofender a ese de arriba y no estando casados, sería el ser, tal como Mark, un caso complicado.

Mi puntaje: 7/10


To access the english version click here