Título: Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe
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Año: 2011
Género: Animación, Aventura
Director: Walter Tournier
Guión: Walter Tournier
Duración: 80min
Produc.: Maíz Producciones, Patagonik, Cineanimadores, La Suma CineTV, Tournier Animation
Presup.: $1,2 millones aprox.
Selkirk, el verdadero
Robinson Crusoe nos
narra la historia de Alexander Selkirk, quien se une a la tripulación del
capitán Bullock, para embarcarse rumbo a los mares del sur en busca de tesoros. No
encontrando amenazas enemigas en el camino, los corsarios se entretienen
apostando su dinero y el propio Selkirk termina siendo el afortunado ganador en
cada apuesta. Es así que, no bien avistan tierra y bajan a aprovisionarse,
Selkirk es abandonado en la soledad de la isla, como venganza, mientras el resto
retoma con la travesía.
Tras muchas décadas llenando las
salas de nuestro país, ya fuera ante películas, como por ejemplo Peter Pan (1953), el El Rey León (1994), Ratatouille (2007) o El Gato
con Botas (2011), llega a los cines uruguayos lo que viene a ser nuestro
debut en la categoría de largometraje animado, y no podríamos haber empezado de
peor manera.
Walter Tournier, ya conocido por su
trabajo en Los Tatitos, ha sido el
encargado de escribir y dirigir este proyecto, que según pude informarme, supondría
una inversión de algo más de 1 millón de dólares. Como curiosidad, vale
destacar que Selkirk no sería
desarrollada con las técnicas más tradicionales, el dibujo a mano, o la más
reciente, animación digital. En el caso de esta película se recurriría a la
llamada animación stop motion o
cuadro a cuadro, en donde muñecos de entre 20 y 30 centímetros de
estatura, de estructura interna metálica y recubierta en silicona, serían
manipulados por distintos animadores, un total de 10 y divididos en 2 turnos,
para conseguir (en base a la regla de los 24 cuadros por segundo) un promedio
de entre 15 y 20 segundos diarios de película.
Con Selkirk Tournier nos trae a la gran pantalla un relato inspirado en
Alexander Selkirk, personaje real, cuyas circunstancias inspiraran, luego, al inglés
Daniel Defoe, para escribir su aclamada novela Robinson Crusoe.
Para analizar este filme es
importante que se le divida en dos partes: por un lado, lo que concierne a la
animación y, por el otro, a su guión. Con respecto a la primera, sólo puedo
decir que el desempeño de todo el equipo dio sus buenos frutos, ya que esta
producción no tiene nada que envidiarle a las animaciones norteamericanas del
mismo estilo, como ser El Extraño Mundo
de Jack (1993), Jim y el Durazno Gigante (1996) o La Novia Cadáver (2005). En cuanto al segundo punto, es
como consecuencia de un muy mal guionado, que debemos de estar de acuerdo, en
cuanto a que el cine animado uruguayo “ha empezado con el pie izquierdo”.
Resulta que el guión de Tournier es
tan, pero tan malo, que seguramente haga que muchos se quieran ir de la sala a
los 20 minutos. Como todos sabemos, el cine animado actual se caracteriza,
principalmente, por su sentido del humor, que atrae a tanto niños como adultos,
y la triste verdad es que son, contados con los dedos, los chistes que vamos a
poder ver aquí. Por si fuera poco, los diálogos son tan planos y carentes de
chispa, que aburren en todo momento, además de ser, cien por ciento
explicativos.
Otro defecto bastante apreciable está
en el manejo de los escenarios, ya que es mucho mayor el tiempo que se le
dedica a las andanzas de Selkirk en
el galeón, que lo que se le concede, después, a la isla. Esta es, precisamente,
en donde debería haber estado el fuerte del relato, ya que es la problemática
de este hombre como náufrago la que nos interesaba a todos, y no, su vida
social con los otros piratas.
La pobreza narrativa es, también
reconocible a nivel de la banda sonora, dentro de lo poco que hay para que
llamemos efectivamente “banda sonora”, ya que hay apenas un par de cancionistas
con algunas rimas, pero que carecen de todo posible atractivo.
Asimismo, hubo un elemento que,
hacia el final de la película, me llamó mucho la atención. Lo comento porque no
se trata de un detalle que vaya a revelar nada demasiado importante sobre la
trama. Esto sucede cuando, bien a lo último Selkirk es rescatado, sube a un
bote y dice algo así como: “Desde ahora ya no seré más Selkirk y me llamaré
Robinson Crusoe”. Es increíble y lamentable que el director se haya valido de
una frase tan sin gracia y tirada de los pelos, para explicarnos cómo su
personaje se cambiaba de nombre, además de completamente innecesario, ya que el
relato que se nos ha invitado a ver, es el de Selkirk, no el de Robinson Crusoe.
En definitiva, Selkirk no es más que
un cuentito tonto, sin emociones ni sorpresas.
Mi puntaje: 2/10