lunes, 13 de abril de 2015

"Algunos mueren por actuar. Otros mueren en el set"

Título: La Última Función (The Last Showing)
Año: 2014
Género: Thriller
Director: Phil Hawkins
Guión: Phil Hawkins
Duración: 89min
Reparto: Robert Englund, Finn Jones, Emily Berrington, Malachi Kirby, Keith Allen
Produc.: The Philm Company, Little Fish Films
Presup.: $2 millones aprox.
 
Hace mucho, Robert Rodríguez entró a un salón a hablarles a unos chicos sobre cómo hacer cine, en una charla que sólo duraría, créase o no, menos de 8 minutos. Cualquiera diría que esto sonaba a locura, pero habiendo visto el video debo confesar que lo que hizo fue una mezcla entre dar buenos tips, muy claros, y motivarlos a ser creativos e inteligentes, y a no pensar tanto en el dinero. Lo que yo, sin embargo, más rescato, fue la parte en donde dice "Usen cosas que ya tengan. ¿Tu padre tiene una licorería? Haz una película sobre una licorería". Ese día Robert fue sincero, y podrá o no gustarnos su trabajo, pero lo cierto es que con su fórmula se ha hecho su lugar en la gran industria. 
Cambiando de celebridad, hace un rato terminé de ver otra película, pero de su tocayo Robert Englund, de quien la verdad que no veía nada desde su última personificación de Freddy Kruger. Pero, ¿por qué salto de un cineasta a otro? Porque viendo a Englund encarnando a un viejo trastornado y en la situación planteada, era como para preguntarse si a él no lo habría inspirado también el director de "El Mariachi". 
En La Última Función, una pareja asiste a una función especial, solo para ellos, del clásico de Wes Craven Las colinas tienen ojos 2, para ver que la proyección les sea cortada y para luego encontrarse atrapados en el complejo de salas. El culpable de todo es el propio proyeccionista Stuart (Robert Englund), quien se las ingenia para drogar a Allie (Emily Berrington) y separarla de Matrin (Finn Jones), obligándolo a él a seguir con sus mandatos al pie de la letra, si quiere rescatarla con vida. Hasta acá, todo muy normal, ¿no? Pues sucede que este complejo está lleno de cámaras de seguridad y monitores, y Stuart piensa grabarlo todo mientras usa los monitores para sus mensajes, además de grabar también con una cámara de mano. Sigue todo muy normal, ¿no? Pues sucede que, tal como antes dijera Rodríguez, el cineasta sin dinero debe ingeniárselas con lo que tenga, y Stuart, con 25 años de experiencia en ese lugar, conoce de memoria el funcionamiento de las cámaras y del sistema eléctrico, al igual que cada metro del establecimiento, y ha tenido tiempo suficiente como para hacer de su lugar de trabajo un gran set de filmación, idear su estrategia para atraer a sus actores y hasta escribir su guión. Stuart pretende hacer la primera película con no actores y muertes reales. 
Phil Hawkins crea a un personaje que a diferencia de los alumnos de Rodríguez, está mal de la cabeza, aparte de contar con conocimientos diversos de cine, que incluyen montaje de audio y video y traspaso de datos. 
Aunque a la vista, es la típica película de "si quieres que viva, acata mis reglas", el director es certero en el uso de los recursos, manejando todas las posibilidades de un complejo de salas y de manera lo suficientemente creíble, en tanto obliga a sus personajes a que, sin siquiera buscarlo, protagonicen para él, los giros buscados. Asimismo, Stuart se la pasa expresando en alto sus claros entendimientos de los clichés y de la estructura narrativa, mientras "dirige" a su forzado reparto, uno que ni siquiera conoce el guión, ni quiere interpretarlo. 
En cuanto al final, diría que tiene cosas sumamente interesante, al profundizarse un poco más en la mirada artística de Stuart. Pero también hay actitudes inentendibles, tanto del proyeccionista como del policía llamado a escena, aunque no interfieren con el resto. Vale la pena verla. 

Mi puntaje: 7/10

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