martes, 13 de marzo de 2012

"Cuatro personas, cuatro paredes y mucho diálogo"

Título: Carnage (Un Dios Salvaje)
Año: 2011
Género: Comedia, Drama
Director: Roman Polanski
Guión: Yasmina Reza (basado en la obra de: Le Dieu du carnage"), Yasmina Reza, Roman Polanski (escrita por)
Duración: 80min
Reparto: Jodie Foster, Kate Winslet, Christoph Waltz, John C. Reilly
Produc.: SBS Productions, Constantin Film Produktion, SPI Film Studio, Versátil Cinema, Zanagar Films, France 2 Cinéma, Canal+, CinéCinéma, France Télévisions, Polski Instytut Sztuki, Filmowej, Wild Bunch
Presup.: $25 millones aprox.

Un día en una plaza, por una disputa entre niños, Zachary Cowan (Elvis Polansky) golpea a Ethan Longstreet (Eliot Berger) en el rostro, con un palo, desprendiéndole dos dientes. Tras el incidente, los padres de Zachary deciden visitar a los padres de Ethan para hacer las pases como adultos civilizados. Salvo que a ninguno de ellos le será sencillo mantener esa actitud tan educada.
Un Dios Salvaje es el título de esta película, en la que dos niños de once años no son más que una excusa para que veamos a sus padres enfrentarse. La escena del golpe nos es servida a modo de primer plato, luego de los créditos iniciales, pero nos es mostrada desde la distancia, a través de una cámara estática y en un encuadre apenas picado y abierto, desde el cuál vemos la acción que nos importa, a grandes rasgos.
En la escena siguiente ya pasamos a conocer a los dos matrimonios (Michael y Penelope Longstreet, y Alan y Nancy Cowan) que ocuparán la pantalla durante el resto del filme, estos, interpretados por John C. Rilley, Jodie Foster y por Christoph Waltz y  Kate Winslet, respectivamente. Concretamente hablando, han sido Alan y Nancy quienes decidieran pasarse por la casa de los Longstreet para demostrarles cuán civilizados son ellos, en respuesta al incidente que ha protagonizado su hijo.            
La verdad es que yo nunca he sido un gran seguidor de Polanski y, de hecho, esta es apenas, la segunda película que veo de este realizador, algo que me deja con muy pocas herramientas al momento de opinar sobre su obra. No obstante, sí me voy a tomar el atrevimiento de afirmar que, si acaso este señor es efectivamente el genio que tanto dicen (y seguramente, lo sea), lamento tener que señalar que, sinceramente, no he podido encontrar ni rastro de ese talento, en el abordaje que le dio a esta película. Considero que Polanski ha cometido un grave desacierto en su visión de esta cinta.            
La cosa es así: En toda película se nos ubica en términos de tiempo y espacio, se nos presenta a los personajes correspondientes y se nos explica cuál es el conflicto. Demás está decir que sin conflicto no hay relato. Sin embargo, tratándose de este caso, uno notará que ni siquiera es el conflicto lo que le interesa a este director, y que en cambio se nota que lo que lo ha terminado fascinando, ha sido la idea de tener a cuatro personajes metidos en una misma habitación durante el correr de 80 minutos. Este ha sido el reto que Polanski se propuso resolver, lo que acabó obligándolo a encontrar alguna manera de que atar a cuatro actores a trabajar entre cuatro paredes resultara atractivo, con un asunto previo a solucionar, diseñado tan sólo a modo de excusa y, cuya resolución, ya fuera para bien como para mal, en realidad nunca fuera de importancia.
Entonces, aquí la cuestión. Una vez que uno ha visto unos 15 o 20 minutos de película y que ha empezado a notar que algo raro está ocurriendo a nivel espacial (porque parecería que la pareja visitante ha sigo magnetizada hacia ese departamento), podría empezar a preocuparse de que el encerramiento de los personajes fuera más importante que la propia trama.
Voy a detenerme acá un segundo, para hacer un breve paréntesis, porque también quiero ser justo con Polanski. No estaría bien decir que, en su labor ha hecho “todo mal”, porque no es así. Con Un Dios Salvaje ha sabido mostrar una excelente capacidad para mostrarnos ciertos aspectos, sumamente interesantes de la conducta humana, por intermedio de diálogos y puntos de vista, que están bastante bien llevados, y en donde nos brinda la posibilidad de que nos enteremos de aquello que los seres humanos ocultan de los demás, aquello que se ve restringido por las barreras sociales de nuestra psicología. Esto que parece tan complicado, lo explico en otras palabras: Polanski muestra de manera muy precisa cómo es la gente en realidad, cuando dice lo que piensa. Y cierro el paréntesis.
Volviendo a mi planteo anterior, y para aquellos que hayan tenido la oportunidad de ver El hombre de la Tierra (2007), recordarán que esta se desarrollaba, también, casi completamente en una misma habitación, dentro de la cual un grupo de profesores se dedicaba a discutir, si acaso uno de ellos sería, efectivamente, un ser humano inmortal, nacido en tiempo del hombre de las cavernas. En esta película se hacía referencia a varios momentos de la historia de la humanidad, pero siempre para centrarse, puntualmente, en que uno de ellos afirmaba ser bastante más viejo que sus compañeros. Es decir, que la cuestión a resolver por los otros docentes era lo que comúnmente denominamos “conflicto”. En este caso: varios profesores escépticos, negándose a creer que estaban en presencia de un ser milenario, el Sr. John Oldman. Y así, también nosotros, espectadores, querríamos seguir la película hasta el último minuto, para enterarnos de la verdad sobre este sujeto, demente o mentiroso.
Otro ejemplo, también muy claro es 12 hombres sin piedad (1957) de Sidney Lumet. Quienes la hayan visto recordarán que se desarrollaba en un 99.9% dentro de la sala de deliberación de un jurado, en donde 12 individuos debían definir el destino de un muchacho, dictaminando entre todos, si el chico sería declarado o no, culpable. En esta película el conflicto era perfectamente claro desde el primer minuto, y seguramente nadie se haya preguntado si iban o no a salir de esa habitación, porque uno estaba demasiado compenetrado con el desarrollo mismo de la situación, de cómo la opinión de cada uno de los presentes iba cambiando o mostrando evidencia de duda, segundo a segundo. Entonces queda claro que las paredes que rodeaban a este grupo, poco importaban, más que para saber en donde se estaba llevando a cabo la escena.
Luego, si uno salta de 12 hombres sin piedad hacia Un Dios Salvaje, acaba entendiendo que, poco importa, realmente, si los padres del niño agresor van a hacer que su hijo se disculpe, o cómo va a ser que la situación se solucione. Lo que lleva a que al poco rato, la charla referente a los niños se torne terriblemente aburrida, porque bien sabemos que no vamos a ver a sus hijos haciendo las pases, que nos vamos a presenciar ninguna escena de diálogo serio entre padres e hijos, en donde reflexionen. Por el contrario, básicamente lo que vamos a ver será, a dos parejas intentando, por todos los medios, mantener la calma y mostrarse respetuosos, pero a su vez, sintiéndose ofendidos, insultados o atacados, y respondiendo a estas embestidas verbales, cada vez, de peor modo. Empero, no importa cuánto esto pueda prolongarse, cuán profundo puedan llegar a discutir, o cuánto, más o menos, pueda cada uno mantener la serenidad, porque nunca van a llegar realmente a una “resolución", ya que eso es algo secundario. Polanski ha aprovechado esta película para experimentar él mismo, con ciertos aspectos del comportamiento humano, de manera que cuando salgamos de la sala, aún no sabremos a qué se llegó con respecto a la agresión en el parque. En cambio, este director sí ha sabido mostrarnos cómo él estaba perfectamente capacitado para llevar a cuatro personas al límite y lograr que una se emborrachase, que otra vomitase, o que un tercero levantara la voz y le gritara e insultara otro. Pero en cuanto a tener un argumento, correctamente planteado… De eso, nada. Cuando salgamos de la sala, ¿qué vamos a decir que vimos? Una película sobre cuatro personas, peleándose en un living. No más que eso. Cuatro personas hablando del comportamiento de sus hijos, ya sea para defenderlos o reconocer sus errores. Pero, para en seguida salir con otros temas, hablar sobre los problemas en África, criticarse unos a otros sus formas de encarar la vida y terminar estresados. Ellos estresados y nosotros, aburridos.

Mi puntaje: 3/10


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