Título: Ta'm e guilass (El sabor de las cerezas)
Año: 1997
Género: Drama
Director: Abbas Kiarostami
Guión: Abbas Kiarostami
Duración: 95min
Reparto: Homayon Ershadi, Abdolrahman Bagheri, Afshin Khorshid Bakhtiari
Produc.: Abbas Kiarostami Productions, CiBy 2000, Kanoon
En El sabor de las cerezas, Badii (Homayon Ershadi) es un hombre quien, con el propósito de suicidarse, viaja en su auto en busca de alguien que luego lo entierre.
Año: 1997
Género: Drama
Director: Abbas Kiarostami
Guión: Abbas Kiarostami
Duración: 95min
Reparto: Homayon Ershadi, Abdolrahman Bagheri, Afshin Khorshid Bakhtiari
Produc.: Abbas Kiarostami Productions, CiBy 2000, Kanoon
Con una duración de 95 minutos, lo que en ella vemos en su mayor parte, es a su personaje principal, un deprimido Badii, siempre conduciendo. Badii viaja por un camino, de
repente ve a alguien a quien considere capaz de llevar a cabo la tarea,
se detiene, lo invita a subirse y a continuación pasa a explicarle, cómo ayudándole
podría hacerse de buen dinero y muy de prisa. Los detalles del trabajo son, no
obstante, obviados al principio, para no espantarlos con algo tan delicado.
Kiarostami cuenta gran
parte de la película con una cámara dirigida sobre su actor principal, Homayon
Ershadi (o Badii) dentro del auto, siempre en planos medios, e intercalando, de tanto en tanto,
imágenes panorámicas. Entonces, cuando Badii se detiene y levanta, en primera
instancia a un soldado kurdo, en segunda instancia a un seminarista afgano (Mir Hossein Noori) y
por último, a un taxidermista turco (Abdolrahman Bagheri), se va, en cada caso, al típico
plano contra plano de él y su acompañante y listo. No es más complejo que eso. El director no se molesta en poner a nuestra dispocisión alguna variante.
Si acaso este iraní es realmente el maestro que tanto dicen, este no es, definitivamente, el mejor ejemplo. Su monotonía visual recuerda a un monitor cardíaco para pacientes que ya no estén entre los vivos. Haciendo memoria, uno podría acordarse de casos claustrofóbicos como Enlace Mortal (2002) o 127 Horas (2010), en donde los directores se habían preocupado por no inducirnos al sueño, para en cambio tenernos muy despiertos con sus escenas. Cualquiera podría concluir que Kiarostami dejó a sus actores (o, no actores) improvisar para la cámara, y que, dijesen lo que dijesen, todo quedaría en el montaje final. Así, el taxidermista acabaría siendo el único que terminara destacándose, por el admirable relato de su abortado intento de auto eliminación.
Esta cinta me dejó pensando sobre qué diría el público, si de pronto algún famoso director, tipo Tarantino, nos ofreciera algo parecido.
Porque si Kiarostami puede hacerlo, y lograr que por ello lo admiren, ¿por qué
no, otros realizadores? Aunque creo que, si cualquiera de estos días Tarantino
filmase de la misma manera, el público no dudaría en abuchearlo.
Es cierto también, que hablamos de estilos completamente diferentes, sólo que, a mi parecer, el minimalismo de la fotografía del iraní junto a sus larguísimas diálogos, llevan a que uno tenga que ponerse a pensar en, qué parte de todo lo que se dice valdrá la pena retener y qué partes desechamos. Kiarostami se haya en dificultades, si aún no se ha dado cuenta de que el cine es sobre todo un lenguaje visual y que se cuenta con acciones, que la palabra hablada debe ser usada con mucha cautela, y que en el caso de poner largas conversaciones, uno ha de ser capaz de demostrar que es un excelente dialoguista.
Su trabajo parece algo digno de un estudiante de cine, medianamente
capacitado para usar una cámara y cortar y pegar fotogramas, lo que deja a este director muy mal parado.
De este modo, ¿es por lo
menos interesante, la temática? Y… Podría decirse que sí. Supongo que todo lo
referente al suicidio, es bastante sugestivo. Sobre todo porque los seres
humanos somos morbosos y curiosos por naturaleza. Sin embargo, una buena
película no se logra solamente teniendo un buen tema, sino que también hay que
saber cómo contarlo, y acá parece, que una vez elegido su esquema, Kiarostami se hubiera olvidado de otras opciones.
Me imagino que, indudablemente,
muchos serán capaces de hallarle otros ingredientes que yo haya pasado por alto y que le den mayor profundidad
narrativa y significado. Como por ejemplo en el propio espacio geográfico en
el cual todo se desarrolla, a las afueras de Tehran. Distintas personas podrían
buscarle cosas por aquí o por allá, y quizás sea una película que, aunque muy simple en su estructura, requiera mucho trabajo en la cabeza.
Mi puntaje: 1/10
Así y todo, sigue faltando algo mucho
más concreto en lo visual y en sus personajes. Yo diría que todo se reduce a
lo que vemos en pantalla, y a las emociones, aquí escasas, que eso nos
transmita.
Mi puntaje: 1/10