Título:
The Invention Of Lying (La
Invención de la
Mentira)
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Año:
2009
Género: Comedia, Fantasía, Romántica
Director:
Ricky Gervais, Matthew Robinson
Guión:
Ricky Gervais, Matthew Robinson
Duración:
100min
Reparto: Ricky Gervais,
Jennifer Garner, Jonah Hill, Louis C. K., Jeffrey Tambor, Rob Lowe, Tina Fey
Produc.: Warner Bros.
Pictures, Radar Pictures, Media Rights Capital, Lin Pictures, Lynda Obst Productions, Wintergreen Productions
Presup.:
$18,5 millones aprox.
La Invención de la Mentira nos adentra en una realidad alternativa, en la que en
pleno siglo XXI, el ser humano no es capaz de mentir, pero no porque considere
que mentir sea algo malo, sino, directamente, porque dicho concepto aún no se ha
inventado.
En este mundo en el que absolutamente todos dicen la verdad todo el tiempo,
tenemos a Mark Bellison, un tipo, no muy atractivo, no muy exitoso y que está a
punto de quedarse sin empleo. La película empieza cuando Mark conoce a Anna
McDoogle (Jennifer Garner), chica con la que va a tener una cita. No bien ambos
se ven la cara, Anna no se lo piensa dos veces, antes de decirle, exactamente, lo
que le pasa por la cabeza. Anna va directo al grano, comentándole que no lo encuentra
atractivo y que ya puede irse olvidando de la idea de que haya sexo. Y así,
verdad tras verdad, es como transcurre una noche muy particular, aunque no por
eso incómoda, dado que la verdad absoluta, expresada en todo momento, ya
los tiene a todos acostumbrados.
De
este modo y acabada la cita, conocemos, también, el ambiente laboral de Mark y
así, cada una de las verdades que sus compañeros no dudan en decir en vos alta.
Desde Shelley (Tina Fey), secretaria de Mark, quien no tiene reparos a la hora
de repetirle, incansablemente, que hoy, muy seguramente vayan a despedirlo, o
sobre lo mal que él le cae a ella. En seguida conocemos también a Brad Kessler, (Rob
Lowe), su principal competidor guionista, quien en el correr de pocos
minutos le dirá cuanto le desagrada también a él, cuan contento lo pone saber que lo van a
echar, además de cuan amenazado se ha sentido siempre ante su presencia.
Siguiendo a estas presentaciones, Mark es luego, definitivamente despedido por
su jefe Anthony (Jeffrey Tambor).
Una
vez puesto a un costado este ambiente de oficina, pasamos a conocer algunos otros
detalles de su vida privada, como que su madre Martha (Fionnula Flanagan),
internada en un geriátrico, sufre una enfermedad terminal, o sobre que Mark
reside, al menos, momentáneamente, en un apartamento que él alquila. A eso,
cuando su arrendatario se aparece pidiéndole los 800 dólares mensuales de pago,
Mark tiene que ingeniárselas para evadir y posponer, su parte del acuerdo.
Lo
cierto es que, en pocos minutos de película, el guión escrito por Gervais y
Robinson es efectivo en su objetivo de mantenerlo a uno compenetrado con la
historia, esto debido al hecho indiscutible, de que uno no pueda dejar de
preguntarse el cómo será vivir en un mundo en el que no se conoce una sola
mentira.
Todo
dará entonces un giro, cuando Mark deba recurrir al banco por el dinero del
alquiler. El problema, aquí, es que Mark sólo dispone de 300 dólares en su
cuenta, suma que no es suficiente para evitar su desalojo. Entonces, Mark llega
a la caja, pero antes de que pueda decir nada, la chica le hace saber que el
sistema se ha caído y que no tienen forma de procesar los datos en las
computadoras. No obstante, aquí es en donde Gervais y Robinson debieron de
ponerse de acuerdo cuando escribían el guión, ya que ambos han coincidido en
que se tomaran ciertas libertades narrativas, porque como todos bien sabemos,
jamás un banco extendería dinero a un cliente, sino se ha chequeado antes en
las computadoras. La joven opta por decirle a Mark, igualmente, que le
diga cuánto dinero quiere sacar, desconociendo si su cliente posee dicha
cantidad. Y acá es cuando ocurre el hecho que habrá de cambiar el rumbo de la
historia. Mark debería pedirle sus escasos $300, pero muy adentro en su cabeza
resuena el número 800 y esa es la cantidad que él pide. Dicho ya el número en
voz alta, sucede lo inesperado y el sistema vuelve a ponerse en marcha, algo
que preocupa a Mark, porque ha dicho algo que no debía, ha dicho una “mentira”.
Aunque él mismo desconozca, si quiera, esa palabra. Entonces, la joven mira en su
computadora, en donde reza $300, pero si Mark le ha dicho $800 (y dado que
estamos en un mundo en el que mentir no existe), por ende tiene que haber
habido un fallo en el sistema. Conclusión: debe extenderle esos $800 al
cliente.
Cuando
Mark sale victorioso del banco, podemos ver en su rostro la expresión de un
individuo que parece que hubiera descubierto la pólvora, y es que, no es para
menos. Mark acaba de hacer algo que ningún otro ser humano en la faz de la
tierra ha hecho jamás y que además le
supone todo un universo de nuevas posibilidad, gracias a la mentira. O mejor dicho, y a falta de un nombre para este nuevo concepto, gracias a: “decir algo que no es”.
Mark
empezará a “decir cosas que no son”, para así probar a la gente y conocer cuan
amplio es el repertorio de opciones que decir “aquello que uno debe” le
abriría. Lo que entonces, ocurre, es que la gente, por desconocer completamente
este concepto, termina creyéndole absolutamente todo lo que Mark les diga y en
la película se muestran algunos ejemplos muy divertidos.
Sin
embargo, la cinta se ha valido del momento detonante del retiro del dinero para
que este se ramificara en dos nuevas situaciones claves. Por un lado, una vez
que Mark aprende a mentir, consigue por varios medios hacerse con grandes cantidades
de efectivo, lo que implica que ya no será más un perdedor y que Anna, la
chica de la cita, y quien quería como pareja a un hombre atractivo y adinerado,
podría ahora verlo, al menos parcialmente, de otro modo. Así es que Mark vuelve
a llamarla y, perseverando, obtiene una segunda cita. De más está decir que,
tratándose La Invención de la Mentira de una película original,
argumentalmente hablando, pero asimismo de las que buscan (y no está mal)
cerrar con el típico final feliz, para dejar sobre todo al público femenino
contento, uno debe entender cómo, evidentemente, será el futuro entre Mark y Anna.
Y
lo otro de lo que se habla en esta película, y que será para el gusto de muchos,
y para el disgusto de otros tantos, es la religión. No se, en realidad, si
alguno de los guionistas/directores de esta peli será ateo o agnóstico, pero
sea cual sea su inclinación religiosa, aquí critican, fuertemente, a
la iglesia. Lo hacen en una escena en que la madre de Mark, a punto de estirar
la pata, se muestra aterrada ante la idea de morir, argumentando que ese será su final definitivo.
Entre lágrimas y sufriendo por su madre, Mark tiene una idea. Mentirle y darle a creer en la existencia de la vida después de la muerte, en
donde la espera un ser que vive en los cielos, etc., etc. En la película se
juega mucho con la idea de Dios, tomándoselo para la burla, e incorporando
conceptos, tal vez hasta absurdos que, que yo sepa, no han llegado a formar
parte de ninguna de las religiones hasta la fecha, como el de la
posibilidad de que cada uno que muera
tenga un castillo propio en el paraíso.
Sobre
este aspecto, uno, creyente o no, podrá ofenderse, o en cambio ser, lo suficientemente
maduro, como para reírse del asunto y decirse que es sólo una película. Pero eso
irá en cada persona.
Mi
puntaje: 7/10
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