domingo, 22 de julio de 2012

"Hasta que los zombis nos separen"

Título: [Rec]³ Génesis
Año: 2012
Género: Drama, Terror, Thriller
Director: Paco PLaza
Guión: Paco PLaza, Luis Berdejo
Duración: 80min
Reparto: Leticia Dolera, Diego Martín, Mireia Ros, Ismael Martínez, Emilio Mencheta, Álex Monner, Javier Botet, Ana Isabel Velásquez, Blai Llopis, Itziar Castro, Claire Baschet, Xavier Ruano, Borja Glez. Santaolalla
Produc.: Canal+ España, Filmax, Ono, Rec Génesis A.I.E., Televisió de Catalunya (TV3), Televisión Española (TVE)
Presup.: €4 millones aprox.

En [Rec]³ Génesis, lo que había empezado como una bellísima boda para los novios, Koldo (Diego Martín) y Clara (Leticia Dolera), pronto se va al infierno cuando los invitados son infectados por un virus.
Paco Plaza se ha encargado este año de demostrarnos porqué la palabra “secuela”, muchas veces es tan mal vista.
Si retrocediésemos al 2007 veríamos un ejemplo, de cuándo filmar al estilo de La bruja de Blair Witch, y metiendo en el medio a unos cuantos muertos vivos, sí tenía sentido. Sumémosle, además, que todo iba a sucederse en un edificio en cuarentena, lo que hacía que las condiciones para generarnos miedo fueran idóneas. 
Con [Rec] ², estrenada dos años más tarde, el escenario sería el mismo, sólo que cambiando los protagonistas. Ahora se le concedía el protagonismo a un equipo SWAT que, provisto, tanto de armas, como de cámaras con visión nocturna, entraban al edificio a limpiar la amenaza. 
Esta secuela tendría también su dosis de suspenso y de sobresaltos, pero que no se acercarían al nivel antes logrado. Por mucho que sus directores trataran de darle un ritmo adecuado, ya la idea carecía de novedad y era relativamente fácil, saber qué iba a pasar y en qué momentos. Encima, ahora habían entremezclado elementos religiosos, tales como la posesión y los crucifijos. Así, la película tenía, sí, lo suyo, pero solo hasta cierto punto. 
Entre la segunda y la tercera parte habría de alargarse el margen de espera y para ver lo que sería un filme con ciertas variantes. Para empezar, ya no dirigen a dúo, Plaza y Balagueró, sino que ahora ha quedado en manos del primero. Por si esto fuera poco, su guión tampoco corre a cargo de tres individuos. Ahora, sólo de dos de ellos. Balagueró, por su parte, ha optado, esta vez, por producirla. 
Hablar del resultado, supongo que sería referirse a lo que ha acabado siendo para muchos, una verdadera decepción. Ocurre que [Rec]³ tiene más de Grindhouse de Robert Rodríguez, que del verdadero cine de terror. Con escenas como esa en la que Clara, con su inocente y hermoso vestido de novia, se arma de furia para destripar zombis con una moto sierra (aparecida, precisamente, en el lugar y momento perfecto), y que, da más para disfrutar a las risas, entre amigos, que para taparse los ojos. 
No estoy diciendo que la película sea mala. Es más, si nos olvidáramos de que es, efectivamente, una secuela, lo más probable es que no hubiera tantas quejas. Pero entonces, el problema viene por ese lado. [Rec]³ “es” una secuela. Una continuación que falla estrepitosamente, por no ser capaz de seguir con una estética ya marcada, que era lo que querían sus fans. 
Paco Plaza sustituye el suspenso por las vísceras y mucha sangre. No es ni si siquiera capaz de mantenerse en el planteo, de que nosotros veamos sólo lo que filman sus personajes con sus cámaras a mano. Algo que sucede, únicamente al principio, que dura poco y que hace que el título mismo, carezca de sentido.
La acción, como ya dije, se desarrolla en el entorno de un casamiento, iniciando a poco del momento de la unión entre los novios ante Dios, en la iglesia, y con la gran importancia que toma después el cura. Aquí, Plaza ha optado por seguir pronfundizando en lo religioso, y en que el todopoderoso no esté excento, en todo esto, de cierta culpa. En realidad, basta con tener en cuenta la otra parte del título.
Dejando de lado todo este análisis, si hay algo que destacar, esa sería Clara, la novia. Personaje interpretado por Leticia Dolera y que, una vez que ha llorado, que se la corrido el maquillaje, que se ha enchastrado de sangre, que ha echado a andar la moto sierra y que se ha quitado, de manera grosera, parte del vestido, resulta realmente inigualable. Una magnífica y bizarra combinación, entre la “pérdida de la inocencia” y la “mujer rebelde”. Una joven que no duda ni un instante en cortarle la cabeza a uno de los invitados, recién mordido, cuando estando este, aún vivo y consciente, ambos saben que es solo cuestión de tiempo.

Mi puntaje: 5/10


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miércoles, 18 de julio de 2012

"Herzog en tierras del Kilt"

Título: Incident at Loch Ness (Incidente en el Lago Ness)
Año: 2004
Género: Aventura, Comedia, Terror
Director: Zack Penn
Guión: Werner Herzog, Zack Penn
Duración: 94min
Reparto: Werner Herzog, Zack Penn, Gabriel Beristain, Russell Williams II, Kitana Baker, Michael Karnow,  David A. Davidson, Robert O'Meara, Steven Gardner
Produc.: Eden Rock Media
Presup.: $1.400.000 millones aprox.

En Incidente en el Lago Ness, Werner Herzog y un grupo de realizadores se embarcan hacia las aguas del famoso lago escosés, para ser documentados por John Bailey.
Año 2004. Los Ángeles. Un camarógrafo registra cada movimiento del veterano realizador alemán quien, en su casa, apronta, junto a su esposa, todos los preparativos para recibir a la visita. John Bailey, que es el hombre tras la cámara, sigue a Werner mientras hacen la comida y, también, cuando en su despacho, Werner le cuenta a él y a nosotros, de que se trata, exactamente, la película.
Para la ocasión han sido invitados Zack Penn, Jeff Goldblum, Crispin Glover, Gabriel Beristain, Ricky Jay o Russell Williams II, entre varias figuras importantes, todas ellas vinculadas al mundo del cine. No todos, aunque sí algunos de los presentes, viajarán con Herzog y con Penn al continente europeo para averiguar si el monstruo del Lago Ness, es o no es, solamente, un mito.
A primera vista, a muchos podría parecerles una tomada de pelo. Tratándose de un individuo tan serio como Herzog, que lo que tuviera para nosotros fuera a ser un documental sobre una criatura, cuya inexistencia, a estas alturas, ya ha sido para la  mayoría, más que corroborada.
Entonces, si es así: ¿Qué demonios es lo que veríamos? Es aquí, precisamente, en donde debemos hacer un alto y profundizar un poco al respecto. Nada de esto es más que un gran juego para divertirnos un rato. Un típico “falso documental”.
Algo que resulta interesante, es que desde el inicio sea Herzog quien lleva la batuta, a quien siempre sigue la cámara y quien dirige la expedición, cuando en realidad es Zack Penn quien tiene las riendas, ya que en los créditos finales es él el que dirige. Herzog no viene a ser más que el “falso director” de una “tripulación ficticia”.
Se le ha dado extrema importancia a que la línea entre la ficción y la realidad no sea fácilmente detectable. Lo que se nota claramente, ya que Beristain y Williams son los dos, verdaderos profesionales en sus respectivas áreas. El primero es camarógrafo y director de fotografía, y el segundo, sonidista y mezclador de sonido, y ambos van a ser tripulantes en esta fantasía, en la que hacen de ellos mismos.
También entre los miembros del Discovery IV (la embarcación) podrá verse a Kitana Baker, como operadora del sonar y a Michael Karnow, como el criptólogo a bordo, ambos contratados por Zack, como “parte de la ficción”. Ellos tendrán, también, una directa implicación en algunos de los conflictos que se vivan a bordo, al darle a la película, cómicos (para nosotros), y a la vez terribles e insultantes (para Herzog), giros en el argumento.
Pero, en caso de que aún no se haya entendido, hagamos un breve repaso.
Incidente en el Lago Ness es un “falso documental” dirigido por Zack Penn, escrito por Herzog y por Penn (esto, lo agrego ahora), y protagonizado por gente que hace de sí misma. Herzog, que a su vez hace de director del documental, “dentro” de la ficción de este falso documental. Penn, que hace de productor del documental, tanto fuera como dentro de la ficción. Con el resto del reparto (los otros tripulantes) sucede lo mismo en casi todos. Aunque hay algunos detalles que se hace mejor que yo no revele.
Herzog y Penn combinan comedia, suspenso y terror, pero sobre todo debe destacarse que se parodian a ellos mismos y a la propia industria cinematográfica. La comedia, en este caso, puede verse por ejemplo, cuando Herzog pretende hacer una toma, hablándole a la cámara, y el criptólogo, a quien él no ha invitado a aparecer, se le mete en el encuadre. O basta con verle las curvas a la chica que Penn ha puesto al mando del sonar. Realmente parece una mala broma.
Hay, para completar, una auto referencia a un supuesto incidente, ocurrido en una anterior película de Herzog y que envolvía un arma de fuego.
En fin. Penn y Herzog nos plantean, cómo los tripulantes de un barco podrían empezar a tener roces entre ellos, al discrepar sobre cómo hacer las cosas. Todo esto, mientras se encaminan, además, a un incluso peor destino, que incluye un final muy movido y a una Nessie enojada. Una bestia, que si pocos han visto, tal vez eso sea por algo.
Incidente en el Lago Ness no es una gran película, pero entretiene, y eso, creo, ya es bastante.

Mi puntaje: 6/10 


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lunes, 16 de julio de 2012

"Viviendo vidas ajenas"

Título: The Final Cut (La memoria de los muertos)
Año: 2004
Género: C. Ficción, Thriller
Director: Omar Naim
Guión: Omar Naim
Duración: 104min
Reparto: Robin Williams, Mira Sorvino, Jim Caviezel, Mimi Kuzyk, Stephanie Romanov, Michael St. John Smith
Produc.: Lions Gate Entertainment, Cinerenta Medienbeteiligungs KG, Industry Entertainment, Final Cut Productions

En La memoria de los muertos, en un mundo en el que los recuerdos son retenidos por implantes de memoria, Alan Hakman es un montador, especializado en comprimir miles de horas de material a sólo segmentos reducidos, una vez que hemos fallecido.
Muchas veces una película pasa desapercibida. Lo que acaba siendo una verdadera injusticia, si el argumento que se contaba era bueno, como en el caso del director Omar Naim, quien tendría que contentarse con sólo cuatro semanas en cartelera.
En Octubre del 2004 esto es lo que sucedería con lo último de Robin Williams, quien personificaba a Alan Hakman, montador de recuerdos de vidas ajenas. Algo muy, pero muy delicado.
La película nos adentraba en una realidad imaginaria, en donde sólo algunos, aquellos que pudieran costearlo, tendrían acceso a unos implantes de memoria, invento desarrollado por el programa Zoe y cuya función era registrar todo aquello captado a través de nuestros ojos, desde nuestro nacimiento hasta el momento de nuestra muerte. De aquí, que la gran interrogante fuera de orden ético.
Convivir toda la vida con una suerte de chip, dispositivo, o como quisiera uno llamarle, tenía en principio un objetivo medianamente útil. Al morir, el implante sería entregado a un montador (en este caso, Robin Williams), quien desde su isla de edición vería el material, seleccionaría lo que creyese más agradable y adecuado y eliminaría todo lo otro. Lo elegido sería proyectado en el “rememorial” del funeral, espacio de un par de horas donde los presentes podrían ver al ser amado, para recordarlo de la mejor manera.  
La idea en sí, no parecería mala. Ir al velatorio de un pariente o un amigo, en un momento en el que estábamos destrozados y verlo, de repente, riendo una última vez. Acaso disfrutar de lo mejor de su niñez, de su adolescencia o de su adultez. Todo muy lindo.
Pero nada de esto quitaba que las vivencias grabadas en el chip ya no serían personales. Hiciese uno lo que hiciese, desde lo más trivial hasta lo menos, o incluso lo más horrible, todo sería, al final, una gran película a ser vista por un montador, quien tendría que obviar cualquier clase de juicio de valores y nunca hablar de ello. La pregunta acá sería entonces, ¿con qué derecho?
Si el difunto fuere, por ejemplo, un asesino o un violador, sólo bastaría con pulsar un botón para desechar todas las pruebas y crear así una falsa imagen, de alguien que sería recordado, no por lo que había sido, sino por lo que sería visto en la mentira de su montaje.
En la película, Mira Sorvino sería Delila y Jim Caviezel, Fletcher. Ella funcionaría para Alan como su apoyo emocional, y él, cómo un problema. De Delila podría agregarse, que faltó saber más sobre su personaje. De Fletcher, únicamente, que es quien se empeñaría en adquirir el último implante obtenido por Alan, correspondiente a un tal Charles Bannister, un fallecido delincuente.  
Por último podría recalcarse, que si bien ha sido un concepto de lo más original, la historia escrita por Omar Naim tiene una pequeña inconsistencia. Puesto que el chip mantiene registros tan largos, es intrigante cómo un montador pudiera sea capaz de ver todo ese material en tan corto plazo, antes de un funeral. Un error que, aunque le quita a la trama cierto realismo, resulta más conveniente pasarlo por alto y darle a su director el visto bueno por el intento. 
Como dato curioso, sólo decir que esta sería la segunda de las incursiones de Robin Williams dentro del género de la ciencia ficción en un largo, pero sobre todo, tocando conceptos polémicos. Ya antes había sido un extraterrestre en la serie Mork y Mindy (1978-1982), pero tratándose de una comedia. En cambio, su anterior trabajo dramático, también sobre cuestiones con controversia, había sido la cinta de 1999, El hombre bincentenario, de Chris Columbus, en donde Williams hacía de robot.

Mi puntaje: 7/10


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sábado, 7 de julio de 2012

"Cómo concebir una buena idea... y una nueva vida"

Título: Maybe Baby (Como hacer bebés)
Año: 2000
Género: Comedia, Romántica
Director: Ben Elton, Hugh Laurie (algunas escenas, sin acreditar)
Guión: Ben Elton (basado en su novela "inconceivable"), Ben Elton (escrita por)
Duración: 104min
Reparto: Hugh Laurie, Joely Richardson, Adrian Lester, Tom Hollander, Matthew Macfadyen, James Purefoy, Rowan Atkinson
Produc.: Pandora Cinema, BBC Films

En Cómo hacer bebés, Lucy (Joely Richardson) y Sam (Hugh Laurie) son una joven pareja que busca, por todos los medios, habidos y por haber, tener un bebé.
Lucy atraviesa ese momento en el que convertirse en madre ha pasado a ser algo absolutamente primordial para continuar felizmente con su vida en Londres, y Sam también ve con buenos ojos la idea de la paternidad. Así y todo, nada de esto quita que sea ella la que muere, realmente, por ser madre. Porque lo que Sam más que nada quiere es que Lucy sea feliz y si un bebé es lo que se requiere, entonces, bienvenido sea este.
Por desgracia, buscar un embarazo, y que a una mujer, de hecho, se le dé, son cosas completamente distintas. A Lucy y a Sam no les toma demasiado, comprender que esto puede ser más complicado y estresante de lo que creían. Tal acaba siendo el esfuerzo porque algún maldito espermatozoide se decida a colaborar, que lo que debía de tratarse del placer de tener sexo, acaba siendo la constante, cansina rutina, por ver si alguna vez tienen suerte.
Este es el concepto que tan hábilmente trabaja Ben Elton, en un guión que está plagado de buenos chistes, los que, si bien, de elevado tono, no dejan nunca de mantenerse elegantes, aunque obviamente, dirigidos hacia un público maduro.
Ya la película empieza con Sam en la BBC, de donde es editor. Allí, él y su amigo y compañero de trabajo George (Adrian Lester) asisten a una reunión, la cual conduce el cretino de Nigel (Matthew Macfadyen), jefe de ambos. Ellos escuchan a su superior desde la última fila, en donde pueden hablar más tranquilos, sin ser escuchados. De pronto a Sam le suena el celular, él se disculpa por el ruido y lo atiende. Se trata de su esposa, quien tal parece, tiene todo controlado y ahora es cuando, según su calendario, está precisando de su pequeño granito de arena. Acá es simplemente genial, como Sam debe escaparse de la reunión para ponerse el casco, subirse a su moto, e ir corriendo hacia la cama. Algo que veremos ocurrir varias veces.
Pero la película está muy lejos de quedar en esto.        
Lucy recurre a un ginecólogo, Mr. James, interpretado por el notable Rowan Atkinson, y quien le hace pasar por un montón de pruebas de fertilidad, de las que tampoco Sam se libra. Todo esto sucede, justo cuando Sam acaba de entrevistarse con el estúpido y excéntrico de Ewan Proclaimer (Tom Hollander), un director de cine cuya idea de un buen guión iba del sexo salvaje y las drogas, y Sam no tardaba en descartarla. Entonces, furioso y con ganas de humillarlo, Nigel lo pasa a la programación infantil. Y es ahora, cuando Sam cree haber llegado a lo más bajo que podía permitirse, que decide, es el momento de cumplir su sueño de escribir. 
Desafortunadamente, la gran idea que le ha surgido es la de escribir sobre sus propios y más íntimos problemas de pareja: su búsqueda de un hijo. A Sam no le costará, prácticamente nada, construir la más exitosa de las comedias y con los chistes más originales, jamás vistos. Lo único aquí malo es que Lucy, quien discrepa con la idea, le había ya, tomado la palabra, de que nunca adaptaría sus propias vidas.
Cómo hacer bebés es una comedia muy graciosa, que pone humor a algo que en la realidad no tendría ni pisca de gracia. También caricaturiza de manera inteligente al mundo del cine y todo ese asunto de cómo se conciben las películas. Donde producir buen arte es sólo un eslabón de toda una gran cadena.

Mi puntaje: 7/10


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martes, 3 de julio de 2012

"Nunca confíes en el hielo"

Título: Ice Age 4: Continental Drift (La Era del Hielo 4: La Formación de los Continentes)
Año: 2012
Género: Animación, Aventura, Comedia
Director: Steve Martino, Mike Thurmeier
Guión: Michael Berg, Jason Fuchs
Duración: 94min
Reparto: Ray Romano, John Leguizamo, Denis Leary, Queen Latifah, Keke Palmer, Chris Wedge, Jennifer López, Sean William Scott, Josh Peck, Wanda Sykes, Peter Dinklage, Aubrey Graham, Josh Gad, Heather Morris, Nick Frost, Alain Chabat, Aziz Ansari, Nicki Minaj, Alan Tudyk
Produc.: Blue Sky Studios
Presup.: $95 millones aprox.

En La Era de Hielo 4: La Formación de los Continentes, Manny (Ray Romano), Sid (John Leguizamo), Diego (Denis Leary) y el resto del grupo deben enfrentarse a incesantes movimientos de tierra, mientras a su vez se protegen del amenazante pirata Tripas (Peter Dinklage).
Mucho antes de su llegada a cines, nosotros ya habíamos podido disfrutar de un avance de lo que serían, más concretamente, los enredos en los que Scrat se vería metida. Parece mentira, pero con apenas 3 minutos este roedor funcionaba, de pronto, a modo de un excelente comediante de stand up, capaz de sacarnos más risas que todos los demás personajes juntos. Sin duda, esta ardillita es de lo mejor que, actualmente, llega a desarrollarse en los estudios de Blue Sky.
Siguiendo con Scrat, este adicto a las bellotas ha sido siempre un ejemplo, tanto del genial trabajo en animación de estos realizadores, como de su inmensa creatividad. En esta ocasión, todo esto acompañando, en su último corto, a un avance de lo que veríamos más adelante. La Era del Hielo 4 prometía parodiar el proceso milenario mediante el cual la Tierra acabaría viéndose como es ahora. Por si fuera poco, mostrándonos, también en tono de comedia, el surgimiento de algunas de las construcciones más importantes hechas por el hombre, de las que, en este caso, Scrat era él responsable.
Pero tanto que destacarle a este personaje significa tanto que “des-destacar” de todo lo demás. Para empezar, porque sus cortos difícilmente tienen más que una escasa relación con el resto del argumento. Una vez que uno los ha visto, puede que se haga una idea de, cuál será el momento prehistórico que se esté viviendo, mientras Manny, Sid, Diego y el resto de sus amigos viven sus aventuras. Fuera de eso, tienden a un tono mayoritariamente independiente que, más que adelantarnos algunas pistas, nada nos dicen de, si van a ser películas buenas o malas.
El filme dirigido por Steve Martino y Mike Thurmeier toma temas tan cotidianos como la rebeldía adolescente o la piratería. Lo hace, por un lado, valiéndose de la alborotada Morita (Keke Palmer), hija de Manfred y Ellie, quien estando en esa etapa en donde las hormonas se divierten a gusto, no logra resistirse a los encantos de Ethan (Aubrey Graham), un mamut, para ella muy lindo y muy cool. Ella ante esto se olvida por completo de su amigo Louis, un topo con muy buenos sentimientos.
Por otro lado, convengamos en que gran parte del argumento resulta del entrechoque entre esta gran familia, liderada por Manny, y sus nuevos enemigos, el capitán pirata Tripas y su tripulación. De este enfrentamiento es que saldrá que unos quieran capturar, atormentar y comerse a los otros. Pero en un momento dado, también se hace un guiño muy sutil a la piratería, vista como la distribución y descarga ilegal de material no autorizado.
No obstante, creo que si algo debiera realmente destacarse, eso sería que, en La Formación de los Continentes (en donde en todo momento, los movimientos de tierra y el quiebre de icebergs, son el peligro más inminente), el incesante esfuerzo de Manny por volver con Ellie y su hija, es siempre acompañado por el heroico trabajo grupal que todos ellos (Manny, Sid, etc.) desempeñan por mantenerse a sí mismos, amigos, tanto vivos, como unidos. De todo esto se entiende, que los valores de la fortaleza familiar y de la lealtad entre camaradas, son lo que se busca transmitir a los más chicos.
Cada secuela de La Era del Hielo ha significado un nuevo reto. Contar un relato distinto, porque de lo contrario, los espectadores ya se habrían aburrido. Además, introduciendo a nuevos personajes, ya que esto le daría un mayor atractivo.
Pero si uno ha estado atento en todas, debería haber corroborado que, de hecho, todos los argumentos han sido siempre la misma idea retocada, que podríamos definir como la “vuelta a casa”. Ya fuera que la manada ayudara a alguien a volver con los suyos, que ellos mismos quisieran volver a su hogar, o que, por culpa de los fenómenos de la naturaleza, tuvieran que buscar otros destinos, siempre procurando no dejar a nadie atrás.
Viéndose siempre en la obligación de reciclar, creo que sería muy difícil que alguna vez se alcanzase el nivel de la primera. Por ahí, hay gente que seguramente considere que la calidad va por el lado de que, cuanto más acción, mejor. Si bien creo que, eso no es correcto. En lo personal, creo que la calidad no va por ese lado, sino en la originalidad de lo que se cuente.
El problema, entonces, de La Era del Hielo 4 se encuentra en que, por muy entretenida que sea, y por más que se le agreguen un sinnúmero de variantes, sino cuentan con una historia "diferente", que atrape y entusiasme a quienes pagan para verla, pero de una manera completamente innovadora (y no, reciclada), vamos a estar siempre viendo más de lo mismo, y en donde lo mejor lo encontremos en un corto de una ardillita y su bellota.

Mi puntaje: 6/10  

          
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domingo, 17 de junio de 2012

"Cerezas sin sabor a nada"

Título: Ta'm e guilass (El sabor de las cerezas)
Año: 1997
Género: Drama
Director: Abbas Kiarostami
Guión: Abbas Kiarostami
Duración: 95min
Reparto: Homayon Ershadi, Abdolrahman Bagheri, Afshin Khorshid Bakhtiari
Produc.: Abbas Kiarostami Productions, CiBy 2000, Kanoon

En El sabor de las cerezas, Badii (Homayon Ershadi) es un hombre quien, con el propósito de suicidarse, viaja en su auto en busca de alguien que luego lo entierre.
Con una duración de 95 minutos, lo que en ella vemos en su mayor parte, es a su personaje principal, un deprimido Badii, siempre conduciendo. Badii viaja por un camino, de repente ve a alguien a quien considere capaz de llevar a cabo la tarea, se detiene, lo invita a subirse y a continuación pasa a explicarle, cómo ayudándole podría hacerse de buen dinero y muy de prisa. Los detalles del trabajo son, no obstante, obviados al principio, para no espantarlos con algo tan delicado.
Kiarostami cuenta gran parte de la película con una cámara dirigida sobre su actor principal, Homayon Ershadi (o Badii) dentro del auto, siempre en planos medios, e intercalando, de tanto en tanto, imágenes panorámicas. Entonces, cuando Badii se detiene y levanta, en primera instancia a un soldado kurdo, en segunda instancia a un seminarista afgano (Mir Hossein Noori) y por último, a un taxidermista turco (Abdolrahman Bagheri), se va, en cada caso, al típico plano contra plano de él y su acompañante y listo. No es más complejo que eso. El director no se molesta en poner a nuestra dispocisión alguna variante. 
Si acaso este iraní es realmente el maestro que tanto dicen, este no es, definitivamente, el mejor ejemplo. Su monotonía visual recuerda a un monitor cardíaco para pacientes que ya no estén entre los vivos. Haciendo memoria, uno podría acordarse de casos claustrofóbicos como Enlace Mortal (2002) 127 Horas (2010), en donde los directores se habían preocupado por no inducirnos al sueño, para en cambio tenernos muy despiertos con sus escenas. Cualquiera podría concluir que Kiarostami dejó a sus actores (o, no actores) improvisar para la cámara, y que, dijesen lo que dijesen, todo quedaría en el montaje final.  Así, el taxidermista acabaría siendo el único que terminara destacándose, por el admirable relato de su abortado intento de auto eliminación.    
Esta cinta me dejó pensando sobre qué diría el público, si de pronto algún famoso director, tipo Tarantino, nos ofreciera algo parecido. Porque si Kiarostami puede hacerlo, y lograr que por ello lo admiren, ¿por qué no, otros realizadores? Aunque creo que, si cualquiera de estos días Tarantino filmase de la misma manera, el público no dudaría en abuchearlo. 
Es cierto también, que hablamos de estilos completamente diferentes, sólo que, a mi parecer, el minimalismo de la fotografía del iraní junto a sus larguísimas diálogos, llevan a que uno tenga que ponerse a pensar en, qué parte de todo lo que se dice valdrá la pena retener y qué partes desechamos. Kiarostami se haya en dificultades, si aún no se ha dado cuenta de que el cine es sobre todo un lenguaje visual y que se cuenta con acciones, que la palabra hablada debe ser usada con mucha cautela, y que en el caso de poner largas conversaciones, uno ha de ser capaz de demostrar que es un excelente dialoguista.
Su trabajo parece algo digno de un estudiante de cine, medianamente capacitado para usar una cámara y cortar y pegar fotogramas, lo que deja a este director muy mal parado.
De este modo, ¿es por lo menos interesante, la temática? Y… Podría decirse que sí. Supongo que todo lo referente al suicidio, es bastante sugestivo. Sobre todo porque los seres humanos somos morbosos y curiosos por naturaleza. Sin embargo, una buena película no se logra solamente teniendo un buen tema, sino que también hay que saber cómo contarlo, y acá parece, que una vez elegido su esquema, Kiarostami se hubiera olvidado de otras opciones.
Me imagino que, indudablemente, muchos serán capaces de hallarle otros ingredientes que yo haya pasado por alto y que le den mayor profundidad narrativa y significado. Como por ejemplo en el propio espacio geográfico en el cual todo se desarrolla, a las afueras de Tehran. Distintas personas podrían buscarle cosas por aquí o por allá, y quizás sea una película que, aunque muy simple en su estructura, requiera mucho trabajo en la cabeza. 
Así y todo, sigue faltando algo mucho más concreto en lo visual y en sus personajes. Yo diría que todo se reduce a lo que vemos en pantalla, y a las emociones, aquí escasas, que eso nos transmita. 

Mi puntaje: 1/10

            
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sábado, 9 de junio de 2012

"Hasta que la memoria los separe"

Título: The Vow (Votos de Amor)
Año: 2012
Género: Drama, Romántica
Director: Michael Sucsy
Guión: Jason Katims, Abby Kohn y Marc Silverstein (escrita por), Stuart Sendler (historia)
Duración: 104min
Reparto: Rachel McAdams, Channing Tatum, Sam Neill, Jessica Lange, Scott Speedman
Produc.: Screen Gems, Spyglass Entertainment
Presup.: $30 millones aprox.

En Votos de Amor, Leo (Channing Tatum) y Paige (Rachel McAdams) son una joven pareja, felizmente casada, hasta que una noche, a causa de un accidente automovilístico Paige pierde la memoria y es incapaz de reconocer a su marido. Desde ese momento, Leo deberá hacer todo lo que tenga a su alcance para lograr que ella lo recuerde y volver así a tener lo que habían construido.
Fuera de ser de la típica película romántica, Votos de Amor trata de lo que podría significar para una persona, que por circunstancias ajenas a uno, de pronto fueses, para tu media naranja, alguien completamente desconocido. Que esa persona con la que te habías decidido a compartirlo todo, en un abrir y cerrar de ojos te hiciera a un costado, pero por causas que fueran más allá de su propio entendimiento.
La película me recordó bastante a Como si fuera la primera vez (2004), con lo que no estoy diciendo que me pareciera una copia de esta, ya que los problemas de memoria sufridos en cada caso son muy distintos. Es la idea del novio y/o marido que debe volver a enamorar a su pareja, lo que comparten, y que en ambas se maneja de forma magnífica.
Una noche, Leo y Paige, recién salidos del cine se suban a su auto. Rumbo a casa, se entretienen bromeando, hasta que Leo se detiene en un semáforo. Allí Paige se  pone cariñosa y Leo se entusiasma. Pero de pronto, un camión fuera de control impacta con ellos desde atrás y Rachel sale despedida a través del parabrisas, lo que vemos en cámara lenta y que permite que apreciemos la brutalidad de su golpe. Uno ya hasta puede irse anticipando a lo que está por venirse, incluso mientras la ve volar por el aire, entre fragmentos de vidrio astillado.
El director, sin embargo, opta por otro camino. Dejándonos con la interrogante por algunos minutos más, usa un flashback para contarnos cómo es que Leo y Paige se habían conocido y congeniado, para luego casarse y leer, cada uno sus votos, durante una ceremonia en un museo. A todo ese antecedente, en lo personal lo habría omitido, con excepción de la parte del casamiento, que hubiera incluido, aunque más adelante. Para empezar, porque tras tenernos en suspenso y con hasta imágenes ralentizadas del accidente, lo que uno querría sería pasar directamente a todo el “post – choque”,  con la internación en el sanatorio y las malas noticias. Michael Sucsy prefiere alargarnos la espera, colando todo un contexto excesivamente romanticón, que no viene al caso y que seguramente aburra mucho al sector masculino. Porque, en realidad, ¿cómo es que ha acabado Paige?, es lo que uno querría saber, no, cómo terminaron juntos.
La otra razón responde a un tema de reiteración. A lo largo de la película Leo se está esforzando continuamente por ayudarla. Con dicho objetivo es que le deja a la vista cierto material clasificado como "evidencia" de que realmente se querían. No obstante, cuando Paige se sienta a ver el video, básicamente es la misma boda que ya nos mostraron, pero ahora desde el punto de vista de la cámara de uno de sus amigos. 
Paige despierta del coma y es el momento de la verdad. Leo la pone al día sobre lo que ha pasado, a lo que luego Paige lo confunde con su doctor. Sucede que ella ha olvidado los últimos cinco años de su vida. Leo ya había sido advertido por la Dra. Fishman (Wendy Crewson), sobre esta posibilidad, de pérdida total o parcial de memoria, y que podría a su vez reflejarse, a corto o largo plazo. Todo dependiendo de la gravedad del daño cerebral.
La lesión sufrida por Paige significa, increíblemente, no sólo que ha perdido todo recuerdo de su matrimonio y de cualquier aspecto en general sobre ese período de su vida. Conjuntamente conserva en su cabeza, y vívidamente, todo recuerdo de su pasado en casa de sus padres, anterior a su partida, además de acordarse de estar comprometida con Jeremy (Scott Speedman), su antiguo novio.
En definitiva, la pérdida de memoria podría distanciarla de la persona a la que más amaba hasta hacía solo un rato y funcionar a la inversa con respecto a unos padres que, habiendo perdido contacto con su hija, planean recuperarla. Bill y Rita Thornton (Sam Neill y Jessica Lange), con quienes estaba peleada hasta antes del accidente y no se hablaba. Pero Paige ni siquiera recuerda haberse marchado de la casa. En el caso de Jeremy (Scott Speedman), por otra parte, sus recuerdos de esa relación están ahora más frescos que nunca.
Que Paige no reconozca a Leo equivale a que para ella, quien le asegura ser su marido sea un completo desconocido. Y ¿cómo se supone que, de pronto te despiertes, para que alguien a quien asegurás nunca haber visto, te diga estar unido a ti en el más fuerte de los lazos? Encima, cuando te dan de alta, esa misma persona pretende llevarte consigo.
Con Bill, Rita y Jeremy en el medio, Votos de Amor se vuelve un complicado entrecruce de dilemas existenciales y amorosos, y la lucha de intereses entre un pobre joven desgraciado y tres despiadados oponentes. Ambas partes desean ganarse la confianza y el afecto de una Paige confundida, que no tiene ni idea de hacia qué lado agarrar.
En cuanto a Paige, el hecho de tener que asumir que ya no es la chica de la que se acuerda, la que, en su cabeza aún vive con sus padres y quiere estudiar derecho, resulta otro fuerte golpe. Al habérsele borrado todo acerca de su matrimonio, le es muy difícil preocuparse por no herir a Leo, cuando él la ama, y en cambio ella, una y otra vez, no puede serle recíproca. Parece que se tratara de un acto constante de egoísmo, pero no es así. Lo que ocurre es que en su mente todo está confuso y necesita pensar.
Aunque Paige es quien ha sufrido la peor suerte en el impacto, en realidad se hace más fácil compadecer con Leo, y no, con ella. Porque Paige perdió la memoria, pero Leo, a su compañera. Para Paige podría hasta llegar a ser todo tan simple como volver con sus padres y retomar en donde antes dejara. Pero para Leo eso equivaldría a hacer borrón y cuenta nueva y empezar desde cero.
Votos e amor nos invita a reflexionar, si es que ya no lo hemos hecho, sobre cuál es, realmente, el significado de decir que sí a esa unión legal, pero más que nada, sentimental, que es el matrimonio, tanto en las buenas como en las malas, pero sobre todo en las malas, sea en el ámbito que fuese y aunque el otro no sepa quién eres.
Por todo esto es que no veo correcto decir que está película sea una más del montón. Es cierto que, de alguna manera sí cumple con la misma estructura general de cualquier filme romántico, si bien su desarrollo, diría yo, plantea un conflicto que no tiene nada de tonto y que amerita seguir de cerca.

Mi puntaje: 7/10


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